Archidiócesis de Sevilla

En el planeta la cuestión del agua es crítica. El ciclo global del agua en la Tierra es cerrado, esto es, el agua no se escapa del planeta por la trampa fría que hace que se congele y caiga antes de escapar al espacio exterior. Sin embargo, el conjunto del planeta hay una gran desigualdad de distribución de este preciado bien. En unos sitios sobra y en otros falta.

En la Carta Encíclica Laudato Si´ Sobre el cuidado de la casa común, el papa Francisco dedica un apartado denso a lo que denomina la cuestión del agua. El agua potable y limpia, nos dice el pontífice, representa una cuestión de primera importancia, porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos. Las grandes ciudades dependen de su nivel de almacenamiento, y la agricultura, esencial para el desarrollo del planeta, necesita una cantidad de agua suficiente.
La pobreza del agua social, dice el papa Francisco, se da especialmente en África donde grandes sectores de la población al agua potable segura o padecen sequías que dificultan la producción de alimentos. España se divide en la España Húmeda y en la España Seca. Es una realidad pasada y actual, que se podría acrecentar en un escenario de Cambio Climático. El papa Francisco nos llama a pensar el agua como bien esencial común, un recurso que debe estar contemplado bajo el principio de gratuidad. Resultan muy chocantes los puntos de vista que se oponen a los trasvase entre cuencas. El norte tiene mucha agua y el sur poca. Hace falta una justa distribución y un uso eficiente de este bien esencial para la vida.

El papa Francisco nos avisa de que es previsible que el control del agua a nivel mundial por grandes empresas se convierta en una de las principales fuentes de conflicto de este siglo. En España debemos ser solidarios entre regiones y no alcanzar un nuevo nivel de desigualdad en relación con el agua.