Tu familia, una puerta
“La familia hogar de la misericordia” ha sido el lema escogido para este año en la jornada de la Sagrada familia. Decía el Papa Francisco en una de sus pedagógicas catequesis (18-XI-2015): “La Sagrada Familia de Nazaret sabe bien qué cosa significa una puerta abierta o cerrada, para quien espera un hijo, para quien no tiene refugio, para quien huye del peligro. Que las familias cristianas hagan del umbral de sus casas un pequeño gran signo de la Puerta de la misericordia y de la acogida de Dios. Es precisamente así como deberá ser reconocida la Iglesia, en cada rincón de la tierra: como la custodia de un Dios que llama, como la acogida de un Dios que no te cierra la puerta en la cara”.
Siguiendo las palabras del Papa, la familia cristiana debería ser una puerta de la misericordia, para que la gente al encontrarse con ellas experimente la misericordia de Dios. En nuestra archidiócesis tendríamos por tanto siete templos jubilares, más cada familia que deberían ser puertas abiertas de la misericordia. A la luz de la reflexión que el vicario de Cristo sugiere, me hago una pregunta que querría compartir con vosotros: ¿cómo cuido a mi familia, es decir, qué tal hijo, hermano, nieto, tío, sobrino, soy? Creo que en este tiempo de Navidad, contemplando a Dios hecho niño, todos hemos de plantearnos esta cuestión, que se podría resumir en la siguiente pregunta: ¿Hago mi hogar una casa de la misericordia?
Hay una serie de consejos que encontramos en el capítulo tercero de la carta de San Pablo a los Colosenses y que me gustar recordar con frecuencia. En esta epístola aparecen las claves para convertir nuestros hogares en casas de la misericordia, dice San Pablo “sea vuestro uniforme la misericordia entrañable, el perdón, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión….por encima de todo esto, el amor, ….la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza” Col 3, 13 ss. Fijaos: BONDAD, HUMILDAD, PERDÓN, COMPRENSIÓN, AMOR Y ORACIÓN, seis palabras que serían necesarias revitalizar, potenciar y trabajar para convertir nuestros hogares, y por tanto nuestras familias, en puertas de la misericordia. Seis palabras que no se llevan, que no están de modas, que a los ojos de la sociedad nos hacen vulnerables, pero que conjugándolas y practicándolas darían un nuevo tono a nuestras familias. Seis palabras que deberíamos tatuar en nuestros corazones e intentar vivir cada día, como dice San Pablo deberían ser nuestro uniforme, deberíamos revestirnos de ellas cada mañana y desde ellas tonificar y vivificar nuestras familias. Estoy convencido que muchos de vosotros ya sabéis qué palabra de las propuestas le viene mejor o tiene que potenciar. Estoy seguro que todos coincidiereis en la necesidad de orar un poco más. Sería oportuno en estos días revisarnos y ponernos manos a la obra, apostar por dar lo mejor lo mejor de nosotros a nuestra familia, decía San Juan Pablo II en una preciosa homilía: “ si le damos lo mejor de nosotros a nuestra familia, le estaremos dando lo mejor de nosotros al mundo”.
Es Navidad, es tiempo de familia, qué bueno sería el pensar en estos días que, si Dios se sirvió de una familia para llevar a cabo su Encarnación, también se vale de nuestras familias para llevar a cabo su reino de santidad, de justicia, de amor y de verdad. Y es que, la familia, es un trampolín en el que podemos coger la fuerza necesaria para lanzarnos luego a la conquista del mundo profesional, afectivo, cultural o social. La familia, como aquella primera Sagrada Familia, contribuye precisamente a eso: al crecimiento íntegro de todos sus miembros para convertirlos en fermento de evangelización y misericordia.
Creo que tenemos una gran tarea entre manos, ¿no os parece?.
Un abrazo a todos, no tengáis miedo.
Adrián Sanabria Mejido
Pienso que ahora más que nunca hemos de apostar por la familia. Hay muchos que no podemos vivir en plenitud nuestro ser familia pq estamos divorciados y vueltos a casar. Espero q el Papa Francisco de una solución al tema. Yo fui abandonada por mi esposo hace 15 años, he conocido a un hombre maravilloso y me duele no poder estar en comunión con la iglesia.
Es terrible lo que viví y terrible no poder comulgar. Pensadlo
Totalmente de acuerdo con Luisa. Creo que urge una respuesta para muchos que hemos sido abandonados y que tendríamos q poder empezar una nueva relación sin estar siendo mal vistos por la iglesia y sin privarnos de la comunión
Personalmente creo que es fundamental recuperar el don de la familia: hay pequeños detalles que son necesarios revitalizar: ir juntos a misa, rezar el rosario , apagar un poco más la TV.
Creo que la iglesia necesita prestar más atención a la ayuda a las familias. Feliz año a todos.
SEIS PALABRAS COMO SEIS TEMPLOS, YO ME QUEDO CON DOS PALABRAS: AMOR Y ORACIÓN, Y SI TUVIERA QUE ELEGIR UNA DE LAS DOS DIRÍA ORACIÓN. CREO QUE EN LA MEDIDA QUE UNO RECE SE CONVIERTE ES INSTRUMENTO DE DIOS. LE ESCUCHABA UNA FRASE AL PAPA FRANCISCO QUE ME HIZO PENSAR: » DIME COMO ORAS Y TE DIRÉ COMO VIVES», CREO QUE AL MENOS EN MI VIDA HACE FALTA MUCHA ORACIÓN PARA VIVIR DESDE EL AMOR COMO NORMA Y ESQUEMA DE VIDA.
QUE EL SANTÍSIMO CRISTO DEL AMOR OS BENDIGA A TODOS.
Preciosa reflexión…Dios nos ha regalado a cada uno una familia en la que recibimos mucho más de lo que somos capaces de dar. Que tengamos presente en nuestras oraciones a todas las familias, sobre todo las que pasan por momentos difíciles…GRACIAS, P. Adrián
Creo q haría falta educar a los niños en el valor de la familia, por desgracia en nuestra sociedad todo vale. Apostar por la familia es apostar por un mundo nuevo