Dos confesionarios para la Basílica de La Macarena
El Arzobispo de Sevilla, mons. Asenjo, bendijo el pasado viernes 23 de septiembre los dos nuevos confesionarios de la Basílica de la Esperanza Macarena. Lo hizo a la conclusión de la Eucaristía que celebró en este mismo lugar con motivo del jubileo de las Instituciones Penitenciarias.
Ambos confesionarios se encuentran en la Basílica desde el día 14 y han sido fabricados como recuerdo imperecedero del Año Jubilar de la Misericordia, con el fin de honrar y potenciar el Sacramento de la Reconciliación.
Tradición y arte
Los confesionarios han sido realizados siguiendo las directrices del Rector de la Basílica, a fin de que cumpliesen las normas litúrgicas y canónicas que se exigen en los mismos, permitiendo una confesión realizada bajo cierto anonimato y que se logre la reserva de sonido en la conversación mantenida entre el penitente y el confesor. Por ello, se ha optado por el sistema de una cabina insonorizada cerrada con puerta y provista de rejilla, donde el penitente, ya sentado ya de rodillas, bien directamente o bien a través de la celosía, pueda mantener el diálogo penitencial con el confesor, sin merma de que también pueda hacerlo directamente por la parte delantera del confesionario.
El diseño de ambas piezas ha sido realizado por Rafael Cuadrado, arquitecto que dirige el resto de las obras que se están acometiendo en la hermandad. Los confesionarios están inspirados en el arco de medio punto tan presente en la Basílica y en su entorno. Así mismo, están presentes otros elementos ya existentes como el frontal de la espadaña, los capiteles de las pilastras o el escudo de la corporación, que corona el frontal del espacio reservado al confesor. El ebanista y carpintero Enrique Gonzálvez ha sido el responsable de su ejecución.
Según fuentes de la hermandad macarena la llegada de estos dos nuevos confesionarios “contribuye a enriquecer el patrimonio mobiliario y material de nuestra Hermandad, pero sobre todo, contribuye a la celebración más digna y segura de un Sacramento tan excepcionalmente importante”.
Fotografías de Sandra Arenas