El Año de la Misericordia, más allá de las cifras
El 29 de noviembre de 2015, el Papa Francisco abrió la Puerta Santa de la catedral de Bangui, en la República Centroafricana. Fue un pequeño gesto de repercusión mundial que fue precedido por unas sencillas palabras: “Pidamos todos nosotros paz, misericordia, reconciliación, perdón, amor”. El 8 de diciembre el Sumo Pontífice atravesó la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, una Puerta de la Misericordia “a través de la cual cualquiera que entrará podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza”.
Desde esa fecha, se han abierto varios miles de puertas santas en todas las diócesis del mundo, como signo central del Año de la Misericordia. En Sevilla fue el pasado 13 de diciembre cuando el Arzobispo, mons. Asenjo, traspasó la puerta de la Asunción de la Catedral; a ésta le siguieron las de otros seis templos jubilares designados: Basílica de Jesús del Gran Poder, Basílica de la Esperanza Macarena, Basílica del Cristo de la Expiración, Basílica de Santa María Auxiliadora, Santuario de Nuestra Señora de Loreto, en Espartinas y Santuario de Consolación, en Utrera. Durante once meses han sido faros de Misericordia en la Archidiócesis, irradiando esa “paz, reconciliación, perdón y amor” que pedía el Papa.
Para poder tener una noción de la repercusión de este Año Jubilar en Sevilla, se puede acudir a sus cifras. Han sido más de 165.000 las personas que han participado en peregrinaciones a los siete templos para ganar las indulgencias –son incontables aquellos que lo han hecho a título individual-. 285 parroquias (de ellas, 26 de otras diócesis), 16 arciprestazgos, 368 hermandades (42 de otras diócesis), 49 colegios, junto con una gran cantidad de institutos religiosos y congregaciones, movimientos y asociaciones, muchas de ellas civiles. En total, se han llegado a repartir las 900.000 guías litúrgicas editadas para el Año de la Misericordia.
También se debe mencionar una importante cifra económica: los más de 100.000 euros recaudados en las colectas de los templos jubilares, que han servido para inaugurar el Centro Diocesano de Empleo. Se prevé, además, que se cubra el total de lo invertido (140.000 euros) para la habilitación y acondicionamiento de este edificio, gestionado por Cáritas Sevilla.
Han sido numerosos los hitos vividos en el Año de la Misericordia. Entre ellos, la exposición ‘Misericordiae Vultus’ de la Catedral, que ha pretendido ser una catequesis visual de cómo la Misericordia se ha manifestado a lo largo de la Historia de la Salvación y en la misión de la Iglesia. De febrero a octubre, meses en los que ha estado abierta, han visitado la Catedral más de un millón doscientas mil personas. También se han celebrado importantes actos jubilares, como el de los jóvenes y universitarios (1.500 jóvenes recorrieron las basílicas de la ciudad en la noche del 4 de marzo), el jubileo de las familias el 4 de abril en María Auxiliadora, el de los enfermos y ancianos el 1 de mayo en la Catedral, el de los movimientos eclesiales en la Vigilia de Pentecostés del 14 de mayo, el de los catequistas y profesores de religión el 8 de octubre o el de las hermandades y cofradías el 5 de noviembre ante la imagen del Señor del Gran Poder, que ha tenido una repercusión masiva, sobrepasando los límites de la Archidiócesis.
Este domingo día 13 de noviembre, justo once meses después de su inicio, se clausura el Año de la Misericordia en Sevilla, en la Eucaristía que mons. Asenjo preside en la Catedral. Él afirma que “sólo Dios, en su sabiduría infinita que todo lo abarca, conoce con perfección y con detalle lo que nosotros simplemente intuimos, los muchos dones de conversión y de gracia que el Señor nos ha concedido a lo largo de este tiempo propicio y favorable”. El Año de la Misericordia ha desbordado todas las cifras; la Misericordia de Dios supera siempre todas las expectativas. Y lo seguirá haciendo de aquí en adelante, ya que la repercusión espiritual de este Jubileo continuará, seguro, más allá de su clausura.
Puede leer la homilía completa de D. Juan José Asenjo aquí.