“Dios siempre perdona”
Dijo una vez Martin Luther King que quien era incapaz de perdonar, también era incapaz para amar. Nos cuesta tanto a veces pedir perdón que sorprendería lo fácil que es pedirlo, aunque siempre tiene que ser con arrepentimiento y no para salir del paso. Tenemos mucho orgullo dentro y eso hace que nos cueste más todavía olvidarnos de lo que nos hacen, pero si Dios perdona todo ¿quiénes somos nosotros para no hacerlo? Si cada día hacemos cosas mal y aun así es capaz de perdonarnos ¿por qué no nosotros?
Pedro López es sacerdote y misionero de la misericordia, un “encargo precioso del Papa a su Iglesia particular en este Año de la misericordia”, comenta. La belleza de la misericordia de Dios es increíble, porque Él acoge a todos los que se atreven a buscar su perdón mediante la confesión. Según López “es una gran expectativa y una gran responsabilidad la tarea que nos ha encomendado el papa Francisco de ser misioneros de la misericordia”, y añade, “es una tarea maravillosa y preciosa que tomamos con mucha responsabilidad”.
A todos nosotros nos resulta difícil pedir perdón a Dios o a la persona que hemos ofendido. Porque es, de alguna manera, reconocer que no hemos actuado como debíamos hacerlo, que en nosotros hay debilidad y pecado. Pero que nadie crea que para los sacerdotes es tarea fácil, porque como cuenta López “a todos nos cuesta pedir perdón, a los sacerdotes por supuesto que también”. Pero cuando uno pide perdón y lo recibe de la otra persona parece quedar renovado. Este misionero de la misericordia también asegura que “para un sacerdote poder decirle a un penitente que sus pecados están perdonados y que Dios le ama pase lo que pase, es algo impresionante”, pero ese poder no es de ellos, sino de “Dios que te ha utilizado como buen instrumento”.
Dios es misericordia, el nombre más bonito y exacto que uno puede darle. ¿Cómo definir, entonces, la tarea de Dios? Pedro López recuerda una viñeta: “aparecía un ángel hablando con Dios, al que pregunta si no se aburría ahí arriba siempre, a lo que Él le responde que es imposible que se aburra porque siempre está perdonando”.
El sacerdote dentro de una comunidad tiene tareas muy importantes, como dirigirla o animarla, anunciar la palabra de Dios en todo momento, pero en el tema de la misericordia tiene una tarea importantísima. López estuvo hace poco con el papa Francisco y le encantó escuchar de él que “en el confesionario es Cristo el que acoge, perdona y da la paz a través de cada sacerdote de la misericordia, porque vosotros sois canales de la misericordia”. ¡Qué fácil tenemos el poder pedir perdón a Dios y qué poco hacemos uso, en el buen sentido, de los sacerdotes que están deseando perdonarnos!
No nos cansemos de pedir perdón, Dios está esperando día y noche a que lo hagamos. Tenemos en cada rincón un sacerdote que Cristo ha enviado para darnos la oportunidad de renovarnos por dentro y mirarle a la cara con un alma limpia de pecado y malas acciones ¿qué nos pasa entonces? ¿Orgullo o vergüenza? ¡Qué más da! Dios nos perdona y los sacerdotes están esperando a que acudamos a ellos.
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