Archidiócesis de Sevilla

En la Colegiata de Osuna (Sevilla) se conserva el Cristo Crucificado que realizó Juan de Mesa en 1623, por encargo de Diego de Ontiveros, canónigo de la Colegiata de Ntra. Sra. de la Asunción. En el contrato original, que se conserva, aparece que la imagen se encarga para un oratorio particular que existía en el trascoro del templo hasta los años setenta, en que pasó a ocupar el sitio actual.

El parecido con el Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad de los Estudiantes de Sevilla es innegable. Se trata también de una obra de madurez del gran escultor de la Escuela Sevillana, que pone en la descripción del Crucificado toda la fuerza plástica y la profundidad espiritual que aparece en sus mejores imágenes. Su rostro es la expresión de una serena divinidad, en cuanto la materia es capaz de manifestar esta faceta de Cristo. La dureza de la muerte se hace buena en este rostro que la representa de un modo tan inefable.

Con el paso de los años, esta imagen comenzó a salir en procesión, a hombros de los canónigos de la Colegiata de la Asunción, el Jueves Santo después del canto del Miserere. Más tarde, en 1929, se fundó en torno a este Crucificado la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia, Nuestra Señora de la Piedad y San Juan Evangelista, que actualmente sale en procesión en la madrugada del Miércoles al Jueves Santo. Es impresionante ver bajar, por el camino que conduce a la Colegiata, esta impresionante imagen de Cristo muerto en la cruz en el silencio de la noche.

No cabe duda que esta escultura de Juan de Mesa es una de las mejores salidas de su buril. Parece increíble que, de la materia humana, pueda haber salido esta imagen tan expresiva de la divinidad de Cristo. Es una de las características de la mejor escultura sevillana del siglo XVII, que transforma en sus obras la madera en un destello de interioridad.

Fernando Gª Gutiérrez, S.J.

Delegado Diocesano del Patrimonio Artístico