La Ermita de la Divina Pastora. Cantillana
Se está celebrando el Año Jubilar de la Hermandad de la Divina Pastora de la localidad de Cantillana. Por ello, nos detenemos hoy en la interesante Ermita que se encuentra en el pago de Los Pajares, cerca de la rivera del Viar, y en la que se celebra la Romería de la Pastora en el último fin de semana de septiembre.
La Ermita o Santuario de la Divina Pastora es obra del arquitecto sevillano Aurelio Gómez Millán (1898-1991), autor de importantes proyectos como el Monumento del Sagrado Corazón de San Juan de Aznalfarache, las Basílicas de la Macarena y del Cachorro o la recuperación de la Capilla de los Marineros, por citar aquí solamente algunos edificios emblemáticos de arquitectura religiosa en nuestra ciudad, destacando en su producción civil otras obras como el Sanatorio de San Juan de Dios, el Mercado de la Puerta de la Carne, junto a Gabriel Lupiáñez Gely o el antiguo Teatro Coliseo España junto con su hermano José. Su obra ha sido ampliamente estudiada por la catedrática María del Valle Gómez de Terreros Guardiola, a quien agradecemos la información facilitada para la redacción de este artículo.
En 1956 se procede a la colocación de la primera piedra de la Ermita de la Divina Pastora a cargo de d. José Sebastián y Bandarán, comenzándose en febrero del siguiente año las obras, costeadas con los donativos de los devotos, que se prolongarían hasta 1960, año en que fue bendecida el 30 de septiembre por el entonces Obispo Auxiliar de Sevilla don José María Cirarda Lachiondo.
La pequeña Ermita (sólo tiene 160 m2) presenta fachada convexa con tres grandes aperturas de 2,40 m de anchura que permiten que las celebraciones litúrgicas puedan ser seguidas desde la explanada que se desarrolla ante el Santuario. Sobre las puertas, dos óculos lobulados flanquean un azulejo de la Divina Pastora, obra del ceramista Alfonso Chaves Tejada que preside dicha fachada, la cual se remata por una sencilla cornisa sobre la cual se desarrolla la espadaña de tres vanos decorada por jarras de azucenas, símbolo de la pureza de María, y rematada por una cruz de forja. Su interior aparece presidido por un retablo barroco que contiene una pintura de la Divina Pastora, obra del pintor sevillano Juan Antonio Rodríguez Hernández del año 1959.
En planta, el Santuario presenta un cuerpo central cubierto con bóvedas con lunetos, del cual sobresalen otros tres cuerpos: el que forma el presbiterio, abovedado y con ventanas laterales, y los dos laterales entre los contrafuertes de los arcos.
A pesar de utilizar un lenguaje vernáculo en algunos elementos como la espadaña, el desarrollo de la planta con la curvatura de la línea de la fachada así como la pureza de las formas, confieren un aire contemporáneo a la edificación que le da gran interés, aunando tradición y modernidad en este pequeño pero magnífico ejercicio de composición arquitectónica.
Antonio Rodríguez Babío
Delegado diocesano de Patrimonio Cultural
0 comentarios
dejar un comentario