La Fundación Cajasol entrega al Arzobispado de Sevilla una réplica del cuadro de Murillo ‘Fray Pedro de Urbina’
El presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido, acudió al Arzobispado de Sevilla para hacer entrega al Arzobispo, monseñor Juan José Asenjo, de una réplica realizada de un cuadro de la Colección Cajasol, ‘Fray Pedro de Urbina’, de Bartolomé Esteban Murillo. Se trata de un regalo de la Fundación Cajasol a la Archidiócesis de Sevilla, que hasta ese momento no poseía dentro de su colección ninguna imagen de un arzobispo realizada por Murillo.
La obra original, un óleo sobre lienzo (235 x 152 centímetros), forma parte de la Colección Cajasol, una de las colecciones privadas más importantes de Andalucía con más de 6.500 piezas.
‘Fray Pedro de Urbina’, de Bartolomé Esteban Murillo
De cuerpo entero y de pie, representado con hábito franciscano y con la seriedad y gravedad de su dignidad eclesiástica, sobre fondo de cortinaje, se apoya sobre la mesa, en cuyo tapete aparece su escudo de armas, con las aspas de Urbina y los paneles de Montoya, apellido de su madre, y las doce borlas de obispo. Más abajo, en letrero posterior, D.F. PEDRO DE /URBINA ARCOBIS/PO DE SEVILLA. Según Diego Angulo, el escudo hace pensar que el retrato se realizaría entre 1644 y 1648, cuando era Obispo de Coria, anterior a su nombramiento como Arzobispo de Sevilla, cargo del que tomó posesión en 1658, por lo que contaría con 73 años, edad muy superior a la imagen del retratado.
Sobre su procedencia, esta obra puede tratarse del retrato citado en la antesacristía del convento de San Francisco y, en cualquier caso, según Angulo, debe coincidir cronológicamente con la época en que Murillo pinta el claustro chico. En su estado actual no es fácil ver con seguridad la mano del maestro, pero no se debe olvidar que el cuadro sufrió graves desperfectos cuando se lo llevaron los franceses.
Don Pedro de Urbina (1585-1683) fue franciscano y bienhechor del convento de San Francisco de Sevilla, en cuya capilla de San Diego fue enterrado. Fue nombrado obispo de Coria en 1644, en 1648, arzobispo de Valencia y dos años después, Virrey de este reino. En 1658, arzobispo de Sevilla.