Eduardo M. Clemens, Delegado diocesano de Misiones: “Espero que haya un resurgir de vocaciones misioneras ad gentes en el clero diocesano”
La fecha del tercer domingo de octubre está marcada en rojo, bien claro, en los calendarios de la Iglesia en todo el mundo. Porque el 18 de octubre se celebra la Jornada Mundial de las Misiones, el DOMUND, una celebración este año marcada de forma invariable por la pandemia del coronavirus. Y para hablar de ello, para contarnos cómo son y dónde están los sevillanos que un día dijeron sí a la llamada ad gentes, hablamos con el delegado diocesano de Misiones, el padre Eduardo Martín Clemens.
¿Cómo se están viviendo estas jornadas previas en las parroquias y comunidades eclesiales de Sevilla?
Es un domingo extraordinario, Yo creo que es el DOMUND más complejo y difícil que yo he conocido, pero estoy gratamente sorprendido por el interés que está suscitando, sobre todo en las parroquias, comunidades, colegios concertados e, incluso, colegios públicos. Es como si la gente tuviera un cariño especial y una compasión, en el buen sentido, por los misioneros en este año tan difícil que nos ha tocado vivir. Es un DOMUND muy difícil pero extraordinariamente apasionante.
La labor que se desarrolla desde las diócesis de origen no ha podido substraerse a los efectos del virus. Habrá sido una campaña tremendamente anormal.
Y muy rica en sus matices. Hay realmente mucha creatividad, buscamos fórmulas para no decaer, sobre todo para no caer en pesimismo. Esto nos ha acercado muchísimo. Los misioneros, ahora mismo, es como si estuvieran al alcance de la mano y conviviéramos todos los días con ellos. Estar todo el día en contacto te hace ver la realidad, y yo percibo no solamente la valentía sino la fe que los atraviesa. Ninguno quiere ceder nada en la misión, están totalmente preocupados y tan cerca que evangelizar es practicar la misericordia. Por eso, el coronavirus ha permitido ver también que el lema de este año –“A quién enviaré; aquí estoy, envíame”-, es tan importante.
Sevilla es de las diócesis que más aportan a la causa de las misiones. Y este año la recaudación va a estar inevitablemente condicionada.
Es un temor que tenemos todos. Pero hay algo que me tranquiliza, aunque algunas noches te podría decir que casi me quita el sueño… ¿Cómo podemos hacer? Por otra parte, yo pensaba que esto, si a mí me duele, que soy un pobre pecador y un cura entregado en cuerpo y alma a la misión, ¿cómo no le va a doler a Dios, que es rico en misericordia? Estamos procurando poner muchos recursos ya que las huchas no se verán por la calle. Que no era solamente lo que se recaudaba, sino la imagen que daba desde los niños hasta las familias y los adultos, que sentían la misión en sus propias entrañas. Sin embargo, se puede colaborar económicamente por Bizzum, haciendo un donativo al 00500; por transferencia a la cuenta de las Obras Misionales Pontificias; por teléfono y a través de la página web. Esto no quita lo tradicional de los sobres. Hay sacerdotes que han pedido miles de sobres para ir casa por casa entregando los sobres a cada familia y narrándole las dificultades que atraviesan los misioneros.
Hablemos de los misioneros ¿Cuántos son?
Alrededor de los doscientos, yo pienso que entre ciento ochenta y doscientos. Fluctúan mucho sobre todo cuando son removidos de su cargo, son trasladados a otro lugar y no nos llega a nosotros la información tan oportunamente como desearíamos. Están repartidos sobre todo en América Latina, quizás por la lengua, África también y algunos en Asia, aunque en menor cantidad.
Llama la atención los misioneros que hay… En Italia.
También. Con esto de que Europa es tierra de misión, el carisma de la misión ad gentes se ha abierto de tal manera que olfatea allí donde habiendo sido conocido antes Jesucristo, con una militancia muy activa, se ha enfriado la fe o se ha llevado al olvido, y el relativismo hace incapaz volver a la esencia del cristianismo. Hay personas que se sienten llamados a ir allí, al mismo corazón de Europa que está más descristianizada. También es tierra de misión, y aquí hay que destacar la labor que están haciendo muchas comunidades, pero sobre todo los Neocatecumenales.
¿Qué perfil dibujaríamos del misionero y misionera sevillano?
Me gustaría decir que ha aumentado el número de sacerdotes diocesanos en tierras de misión. No es así. No pierdo la esperanza y el señor Arzobispo sueña con eso también. Espero que haya un resurgir de vocaciones misioneras ad gentes en el clero diocesano. Está aumentando sobre todo en familias que parten con todos los hijos, también en laicos adultos y sobre todo en los jóvenes. Estos tal vez comenzaron yendo en el tiempo de vacaciones, pero ahora van en todo momento y, además, en largas temporadas. El perfil medio que hay ahora mismo es más de seglares que de sacerdotes. Lo digo esto con cierta pena, pero con mucha esperanza. Y sobre todo de jóvenes.
En la Delegación Diocesana hay un goteo incesante durante todo el año de misioneros que pasan unos días con la familia o que vienen a revisar su salud ¿Qué les piden los misioneros?
Que no les olvidemos. Es curioso… Cuando vienen a la Delegación y estoy ocupado les digo que se vayan un rato al oratorio. Vuelven con la mitad de los problemas. Piden que no les olvidemos, que recemos por ellos… Hay misioneros que están en lugares realmente heroicos, y a veces se me caen las lágrimas cuando hablo con ellos y veo la situación que atraviesan. Dan un testimonio ejemplar para todos. Yo algunas veces pienso que el que tenga una crisis de fe o de tipo religioso, que se vaya tres meses a tierras de misión, que no hable, que contemple, que vea cómo el cansancio se transforma en un arrebato espiritual, de manera que el ardor apostólico de Javier se sigue dando hoy en nuestros misioneros. Soy testigo de ello.