Pastoral de las Exequias: Mucho más que ‘enterrar a los muertos’
La existencia de los tanatorios y la realidad compleja de la vida urbana ha modificado sustancialmente la celebración de las exequias. De hecho, el tanatorio está inserto en la cultura fúnebre de nuestra sociedad occidental –especialmente en las grandes ciudades- y presta un servicio cada vez más completo.
Tanto es así que cada vez son más numerosas las peticiones que solicitan la celebración de las exequias en la capilla de los tanatorios, lo que conlleva una considerable disminución de la celebración exequial en las parroquias.
Esta realidad provocó que en 2006 la Archidiócesis de Sevilla aprobará una nueva Pastoral de Exequias que se encargara de celebrar estas ceremonias religiosas en los tanatorios de la capital. Este equipo de pastoral, formado actualmente por siete diáconos y dos capellanes, planifica y realiza de manera coordinada la atención pastoral de estos centros, que incluye funciones litúrgicas, de archivo y administración, relación con las parroquias, control de los celebrantes, etc.
No obstante, es necesario señalar que, según la normativa sobre la celebración de las exequias eclesiásticas de la Archidiócesis hispalense, se exhorta a los fieles a que, en la medida de lo posible, traten de celebrar las exequias de sus seres queridos en la parroquia a la que estos pertenecieron, porque ésta debe acompañar a los fieles “desde su nacimiento hasta la muerte”.
Apoyo espiritual
Fernando Gutiérrez, diácono permanente, es el actual coordinador del Equipo de Pastoral de Exequias y explica que ésta, sobre todo, “se ocupa de una de las obras de misericordia corporales que es enterrar a los muertos, no desde el plano puramente físico, sino desde un plano espiritual; es decir, acompañar a las familias que han perdido un ser querido y rezar por la salvación del alma del difunto”.
Destaca también que hasta hace poco no existía la figura del capellán, pero que su incorporación al equipo ha sido fundamental porque “debido al elevado número de celebraciones los diáconos encargados de las mismas no les era posible atender pastoralmente a las familias de los difuntos. Ahora los capellanes efectúan estas visitas, además de proporcionar este apoyo espiritual. Además, celebran la Eucaristía diariamente en los dos tanatorios más grandes de la capital por todos los difuntos del día. Y con todo ello aportan un plus de esperanza a estas familias”.
Una oportunidad para la evangelización
Aunque para ser miembro de esta Pastoral no se requiere una formación específica (“pues la misma ya está incluida dentro de la formación concreta que lleva a su ordenación como ministros de la Iglesia de Dios”, apunta Fernando), lo cierto es que sí es necesario demostrar una exquisita sensibilidad. No en vano, reconoce el coordinador del equipo, tanto capellanes como diáconos intervienen en “momentos delicados, donde la mayoría de las familias están destrozadas por el dolor y responden al mismo de distintas formas”. De esta manera, los sacerdotes y diáconos deben ser faros luz en los tanatorios que iluminen la oscuridad de tantas personas que han perdido a un ser querido, transformando estas ceremonias y los ritos exequiales en verdaderas oportunidades de evangelización, dirigidas tanto a cristianos como a alejados.
Ardua tarea, por tanto, la que se encomienda a este grupo de nueve hombres, máxime en una sociedad cada vez más secularizada y que sigue considerando la muerte como un tabú, temiéndola o negándola. Al respecto, Fernando Gutiérrez opina que “la muerte es un misterio y como tal es inabarcable, solo es posible conocer una parte de ese misterio por las Escrituras y la Tradición de la Iglesia, y sobre todo por la fe. Sin fe y sin conocimiento surgen las dudas y el miedo, y por eso la apartamos de nuestra vida”. Sin embargo, también confiesa que actualmente, “es raro encontrar un difunto que salga del tanatorio sin su correspondiente responso”. Por eso, cree que “por poco creyente que sea la familia siempre tiene ese resquicio de esperanza en una vida futura”.
Una llamada a la esperanza
Precisamente éste es el principal objetivo de esta Pastoral y para ello, afirma Fernando, cuentan con una ayuda inestimable e incondicional: “Hay ‘Alguien’ con quien contamos siempre y que anda revoloteando allá por donde quiere, por lo que nuestra misión es poner la Palabra de Dios a su disposición que Él sabe perfectamente lo que debe hacer”.
En definitiva, concluye este diácono permanente, la Pastoral de Exequias es una pastoral “dura” por “la cercanía con las personas que sufren y también muchos de los días por el número de responsos que se realizan, pero, si sumas, el resultado es gratificante, porque has podido llevar un poco de esperanza a aquellos que lloran la pérdida de sus seres queridos”.
Y aunque actualmente esta pastoral está formada principalmente por ministros de la Iglesia, su coordinador sí invita a todos los cristianos laicos a participar en ella a través de la oración por las almas de las personas fallecidas.
Concretamente, en vísperas del día de los Fieles Difuntos anima a realizar esta plegaria:
Te encomendamos Señor, a nuestro/a hermano/a (nombre del difunto/a) a quien en esta vida mortal rodeaste con tu amor infinito; concédele ahora que, libre de todos los males, participe en el descanso eterno. Y ya que este primer mundo acabó para él/ella, admítelo/a en tu paraíso donde no hay ni llanto, ni luto, ni dolor, sino paz y alegrías eternas. Por Jesucristo Nuestro Señor.