Un repaso de la figura de San José por el arte sevillano
El pasado 8 de diciembre de 2020 el papa Francisco, por medio de la Carta Apostólica Patris corde, convocaba un año dedicado a san José que durará hasta la solemnidad de la Inmaculada del año 2021 que estamos comenzando. El motivo ha sido el 150 aniversario de la declaración de san José como Patrono de la Iglesia Universal que hizo el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1870.
En su carta, el pontífice defiende que estamos posiblemente ante el personaje de la vida de Cristo que más características “terrenales” tiene. Un personaje, por tanto, con muchas aristas del que mucho se puede decir.
Concretamente, en esta entrevista a Antonio R. Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural, nos centramos en la representación del Esposo de María en el arte y en la historia del patrimonio hispalense, cuya variedad iconográfica es amplía y rica en nuestra diócesis.
Antes de quedarnos en Sevilla… ¿Cuál sería la representación más universal, la más conocida o valiosa de san José en el arte?
Evidentemente quizás la más difundida sea su presencia en la escena del Nacimiento de Jesús. No en vano, hace pocas semanas, durante la Navidad, en muchísimos hogares de todo el mundo instalaron esta imagen suya. Por eso, yo diría que es la representación más universal.
Ahora sí en Sevilla. Existen multitud de obras de arte donde reconocemos perfectamente esta figura de la Sagrada Familia. ¿En cuáles debemos detenernos sin falta?
En cuanto a la iconografía de San José se refleja, sobre todo, en su participación en las escenas evangélicas como el Nacimiento de Jesús o la Huida a Egipto. También otras que aparecen en los Evangelios apócrifos tendrán gran difusión como los desposorios de la Virgen o la muerte de San José, de la que en nuestras diócesis tenemos algunos ejemplos.
Concretamente en la capilla de San José hay un relieve de esta escena, o en el retablo de la capilla del Sagrario de la Basílica del Cachorro (un retablo que viene de la iglesia de San Alberto), en el ático, hay también una representación curiosa de la muerte de San José.
Esta iconografía viene de un texto del siglo IV, la historia de San José, el carpintero. En este apócrifo se describe su muerte y se dice que estuvo asistido por María y Jesús. Por ello, San José también es el patrón de la Buena Muerte.
¿Qué talla de San José nos recomiendas?
Yo empezaría citando la de Juan de Mesa que preside el convento de San José, de las Teresas, en el barrio de Santa Cruz, fechada en 1620. Santa Teresa tiene un papel muy importante en la difusión de la devoción a San José: de hecho, casi todos los conventos que funda (12 de los 17) se los dedica a San José. Igualmente, invitaba a que todos se hicieran devotos del Esposo de la Virgen porque decía que, a ella, todo lo que le pedía, se lo daba.
Esta es una talla del tipo de San José itinerante, que va con el Niño de la mano. Pero también hay otros estilos: José con el Niño en brazos, bien acunándolo o bien en un brazo. Estas tienen un significado eucarístico, porque al igual que el sacerdote sostiene y eleva la hostia en la Eucaristía, San José sostiene también el cuerpo del Niño Jesús.
De estos tenemos también muchísimos modelos en la Archidiócesis de Sevilla, porque además es un modelo que consagran Roldán y toda su familia.
Otro ejemplo muy castizo y conocido es el San José de la capilla del Baratillo, atribuido a Montes de Oca, que lo regala el torero Pepe Hillo a la hermandad.
Háblenos ahora de San José en la pintura.
Aquí descantan las pinturas más antiguas, las pinturas góticas que muestran a San José formando parte de las escenas evangélicas. Por ejemplo, en el retablo mayor de Alanís, en las escenas del nacimiento del Niño.
Una corriente propia del postconcilio se detuvo en la figura del santo patriarca con unas connotaciones curiosas: de san José Obrero.
Esta devoción tiene en realidad origen en los textos apócrifos que hemos comentado antes de los primeros siglos del cristianismo. La Iglesia lo utiliza para hablar de la dignidad del trabajo y se subraya esa característica de San José.
Ya en el siglo XVII y XVII conviene también subrayarla frente a la aristocracia que propugnaba que el aristócrata no podía trabajar con sus manos. Frente a esto surge una burguesía que sí le interesa destacar la dignidad del trabajo y aparece San José en el taller trabajando.
Para terminar, si tuviera que salvar solo una pieza en la que se represente al Esposo de la Virgen, ¿cuál salvaría?
(Ríe) Me lo pones muy complicado. Me quedaría quizás con el San José que forma parte del Nacimiento del Retablo Mayor de la Catedral de Sevilla.
Puede conocer más representaciones de San José en el patrimonio diocesano hispalense aquí.