Jueves sacerdotal. Jesús Ojeda: “Vivo de la fe en el Hijo del Dios vivo”
La llamada del Señor se va gestando en el corazón de hombre en distintos momentos vitales, bajo diversas circunstancias y episodios. En la vida del sacerdote Jesús Ojeda Martín (Écija, 1993) todo comenzó “poco a poco”. En el quehacer diario, en el ser y estar junto al Señor, se fue encendiendo la llama de la vocación a la vida sacerdotal.
“El Señor me fue llamando poco a poco, primero a ser catequista, después a ser voluntario en Cáritas, más tarde a formar parte de la Junta de Gobierno de mi Hermandad”. Sin embargo, de los diferentes apostolados en los que participaba, a Jesús le marcó más hondamente “el trabajo con los niños y los discapacitados durante los estudios de educación primaria”.
Reconoce que cuando se dio cuenta, “con solo 20 años, mi vida respondía a la de un sacerdote”. Afirma que, en la actualidad, “tras estudiar en el Seminario de Sevilla, sigo dedicándome a la misma tarea, pero en un pueblo distinto del que estoy enamorado, viéndolo todo desde otra perspectiva.
Reflexiona el papa emérito Benedicto XVI que no se comienza a ser cristiano tras una reflexión ética, sino, tras un encuentro con la Persona de Jesucristo y este joven sacerdote es consciente de esa gran verdad. “El pilar de mi fe es la persona de Jesús de Nazaret. Es el Maestro que me lo ha enseñado todo, me lo enseña día a día y tengo por seguro que me lo seguirá enseñando”, afirma.
Actualmente, Jesús ejerce el ministerio sacerdotal en la Parroquia Santiago y San Fernando de Villanueva y la Mina, donde además se enriquece con el carisma de las hermanas Misioneras de la Acción Parroquial y las Hermanas de la Cruz. “Con ellos rezo, celebro la Eucaristía, atiendo a los pobres y los enfermos, y sobre todo convivo y comparto, aunque sea con mascarilla, debido a la pandemia”.
Fue ordenado sacerdote de manos del Arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo, el 22 de junio de 2019 en la Catedral hispalense.
“Aquí estoy”
Al término sacerdote podrían dárseles diversas definiciones. No obstante, para Jesús, ser sacerdote “es decir: ¡Aquí estoy! en las penas, en las alegrías, en las miserias, en la hora de tu Bautizo, Comunión, y también en la hora de la muerte, cuando no tienes medios para vivir o cuando estás enfermo, cuando estás depresivo o cuando estás eufórico”.
Considera de vital importancia descubrir y reconocer que no es él quien obra por cuenta propia. “No estoy en mi nombre, estoy de parte de Dios, no tengo soluciones, ni me muestro como una lumbrera, pero estoy consagrado por la Iglesia con todo su respaldo para hacer a los demás partícipes del amor de Dios”.
En este sentido, “La única forma de hacer que otros se enamoren de la Eucaristía es enamorándote tú primero, y después con total naturalidad, hablando y transmitiendo ese amor”.
Un aspecto fundamental en su ministerio, es la oración por los sacerdotes y las vocaciones sacerdotales. “En cuanto a la pastoral vocacional en nuestro pueblo es muy natural puesto que contamos desde hace unos años con la presencia de seminaristas tanto durante el curso pastoral como en actividades de verano. Cuando rezamos por seminaristas para nosotros tienen nombres y apellidos. Los seminaristas suelen ser muy alegres y reírse con frecuencia, ese humor y naturalidad se transmite e interpela a los jóvenes. Sería un gran regalo de Dios una vocación en nuestra parroquia”.
Desde el momento de su ordenación sacerdotal Jesús ha tenido muy presente las palabras de San Pablo: “Vivo de la fe en el hijo de Dios, que me amó y se entregó por mi”.