San Francisco de Asís, de Nuestra Señora de Gracia (Estepa)
El pasado 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, finalizó el mes de la Creación, convocado por el papa Francisco para rezar y tomar conciencia del cuidado de la Casa Común, como ya hiciera en la encíclica Laudato Sì. Por ello, hoy volvemos a traer a este blog una de las mejores imágenes de este santo de nuestra Archidiócesis: la que veneran los franciscanos de Estepa.
Esta hermosa imagen se encuentra en la iglesia de Nuestra Señora de Gracia del Convento franciscano de Estepa, y es obra del famoso escultor vallisoletano Luis Salvador Carmona (1708-1767), quien supo conjugar la gran tradición escultórica castellana y andaluza del siglo XVII con el nuevo lenguaje clasicista y cortesano, caracterizándose su obra por la elegancia y la proporción. Trabajó en el Palacio Real y en la Granja de San Ildefonso. Como señala el investigador Ezequiel Díaz Fernández, la aportación más valiosa de este artista será la perfecta combinación entre lo popular y lo aristocrático, entre la tradición y el nuevo clasicismo. En Estepa además de esta obra, podemos encontrar otras de este escultor o de su círculo, como el San Juan Bautista, la Sagrada Familia y el Jesús Nazareno, de la iglesia de San Sebastián; el San Francisco de Paula, que procedente de la Victoria se encuentra hoy también en San Sebastián, o el San Joaquín con la Virgen Niña y el Crucificado, del Convento de Santa Clara, así como el San José con el Niño de la Iglesia del Carmen. La elevada producción que de este artista encontramos en esta localidad se debe a su relación con el Marqués de Estepa, a quien conoció en Madrid y al que le unía su pertenencia a la Orden Tercera Franciscana.
Este magnífico San Francisco es la primera obra que de este escultor llega a Estepa, documentándose que entre 1743 y 1746 los franciscanos hicieron una serie de pagos por mediación del citado Marqués de Estepa, y en él vemos cómo el autor se basa en los modelos iconográficos castellanos y andaluces del XVII, especialmente de Alonso y Pedro de Mena, pero evitando un excesivo patetismo y resaltando el equilibrio y la elegancia. Se relaciona con varias obras de Salvador Carmona, especialmente con un San Francisco que se encuentra en Olite y otro del Museo de León.
Aparece el Santo de Asís de pie, con la pierna derecha hacia atrás, lo que le confiere movimiento, reforzado por el balanceo de los bajos del hábito, y llevando en su mano izquierda un Crucificado, de cuidada factura, al cual dirige su mirada que destaca especialmente por su expresión mística, mientras que el brazo derecho se dirige hacia afuera para abrir la composición, añadiendo así dinamismo y teatralidad al conjunto. En sus manos, en sus pies y en el costado, son reconocibles las heridas, que recuerdan el milagro de la estigmatización ocurrido en el monte Albernia de Arezzo.
Fue restaurado por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) en el año 2004 por un equipo dirigido por María Teresa Real Palma.
Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural
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