El Día de la Madre, un día para celebrar, un día para pensar
El primero de mayo es un día muy especial, un día de celebraciones. Así este día celebramos el Día de la Madre, pero también le dedicamos este día a San José Obrero y además es la Fiesta del Trabajo o Día Internacional de los Trabajadores. Esta contribución la dedicaremos al Día de la Madre por el papel que tienen las madres en todas las sociedades. La siguiente contribución lo será para la figura de San José y su relación con el día dedicado al trabajo. El Papa Pío IX declaró, el 8 de diciembre de 1954, que en esta fecha se celebrara el Día de la Madre, en el día de la Inmaculada Concepción. De acuerdo con Wikipedia, la enciclopedia abierta, esta conmemoración donde se recuerda a las madres del mundo aparece en diferentes países en días distintos. En España, el Día de la Madre se celebra el primer domingo del mes de mayo desde el año 1965. La fecha que más se repite en el mundo es el 8 de diciembre, coincidiendo en algunos países con el Día de la Mujer, el 8 de marzo. De acuerdo con la fuente citada, la celebración de este día es muy antigua y siempre con connotaciones religiosas, pero su origen contemporáneo se remonta a 1865, cuando la activista defensora de los derechos de las mujeres y poeta Julia Ward Howe organizó manifestaciones pacíficas con participación de madres de familia. Evidentemente en esta fecha celebramos el papel de la mujer, pero también es una jornada reivindicativa de derechos, tanto como la del 8 de marzo.
Las mujeres que son madres y se insertan en el mercado laboral lo hacen en condiciones más adversas que los hombres, pues tienen que combinar la atención a los hijos y los quehaceres domésticos con sus actividades laborales. Las facilidades de conciliación en España son muy bajas. Existen muchas madres separadas, y también solteras, que tienen que compaginar sus tareas de protección y cuidados con su trabajo, imprescindible porque muchas veces su sueldo es el único que, de forma continua y segura, entra en el hogar. Además estas madres que educan y cuidan a sus hijos e hijas en soledad tienen que cubrir además la parte académica, lo cual no siempre es fácil por tiempo, medios y formación. Su esfuerzo es muy loable y debe ser reconocido, por eso hacemos a esta situación una referencia especial en este texto. Pero a nivel de familia completa su trabajo es esencial y, a veces poco reconocido. En las familias de todo tipo el papel de madre es esencial. Las abuelas son también madres y las madrinas muchas veces son madres fundamentales; también las hermanas mayores. Cuando el tiempo del confinamiento por la pandemia las madres cargaron con un trabajo extra de mantenimiento de la logística de los hogares asumiendo riesgos y esfuerzos mayores. En este Día de la Madre celebremos su presencia, alegrémonos de su compañía, es un día de fiesta en este sentido, un día gozoso. Las madres son también esposas, compañeras, cuando se mantiene la familia completa, agradezcamos desde el corazón su trabajo y dedicación. Pero no olvidemos a esas madres que cargan de forma especial con la familia. Recordemos también a las mujeres del mundo consagrado, también son madres y actúan como madres en sus congregaciones y con la ciudadanía, muchas veces con colectivos desfavorecidos. No perdamos de vista el ámbito laboral de la mujer en España, sueldos más bajos y casi ausencia de la debida conciliación. No queremos olvidar aquí a las madres maltratadas, más en los tiempos del confinamiento por la COVID-19. Tampoco queremos olvidar a las madres que sufren en ese mundo profundamente injusto.
La guerra de Ucrania nos ha mostrado imágenes que no pensábamos veríamos más en Europa, demasiado sufrimiento. Pero no es solo el desgraciado y extremo caso de Ucrania debido a una visión de la geopolítica a escala global alejada del bien común y la fraternidad universal, por la que clama el Papa Francisco. Pensemos en las madres de la franja de Gaza donde habitan casi millón y medio de palestinos, unos 365 km2 que representan, según algunos observadores, la mayor cárcel al aire libre del mundo, madres sufrientes desde hace muchos años. Un problema lejano en el tiempo aparentemente sin solución. Provenientes del territorio del Sahel, madres muertas con sus hijos en el Mediterráneo. No olvidemos, al menos la ciudadanía, a las madres saharauis de los campos de refugiados argelinos de Tinduf, Bojador, El Aaiún y algunos más, con cerca de 200.000 personas. Sería largo relatar los puntos de conflicto en el mundo donde hay madres que no pueden celebrar el Día de la Madre y no queremos extendernos en ello más allá de mostrar algunos ejemplos, pero no queremos olvidar Afganistán, Yemen, Etiopía y otros lugares. O la situación de la mujer-madre en países donde no se respetan los derechos humanos. Parece que en mundo hay quizás dieciséis conflictos abiertos ante el olvido internacional. En este Día de la Madre queremos recordar a todas las madres que sufren en ellos sin olvidar a las madres que sufren en España, por falta de conciliación, abusos, acosos, violencia machista o falta de recursos.
Los cristianos tenemos un ejemplo de madre, una figura esencial, la madre de Jesús de Nazaret, cuya actitud debería ser un ejemplo permanente. Un ejemplo no solo para los cristianos. Queremos en este día, en el texto presente, hacer una referencia especial a la madre de todos los cristianos y madre de la Iglesia. La Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla, de acuerdo con la revista Iglesia en Sevilla (293, 1-7 de mayo de 2022), ha incluido cursos de formación específica sobre la Virgen María, un modelo de madre. Un modelo de madre del que podemos encontrar innumerables ejemplos en los Evangelios. En 2022 se ha publicado un libro que merece la pena ser leído, La Virgen María. Un bosquejo de su vida, escrito por José Miguel Ibáñez Langlois. Se muestran diferentes pasajes de la vida de María, especialmente como madre, en un lenguaje cercano que nos aproxima a su personalidad y papel en la vida de Jesús. El Evangelio de Lucas (Lc, 2, 51) nos muestra una frase que siempre nos gustó referida a María: “Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón”. Entre los doce y los treinta años no sabemos nada de la vida de Jesús, al menos registrado en los Evangelios Canónicos, pero con seguridad el papel de María fue esencial como madre, como lo fue, constatado en los Evangelios, desde el nacimiento hasta la infancia de Jesús, y posteriormente en los años de vida pública que culminan con el sepulcro vacio. Es fascinante pensar en el papel de madre de María en los años de vida oculta de Jesús. Creo que los cristianos debemos pensar en el papel de María como madre. Celebremos el Día de la Madre, alegrémonos por tener a nuestras madres cerca, tengámoslas cerca si ya partieron, y pidamos, si sólo podemos pedir en la oración porque no tenemos poder político, financiero económico, que finalice el sufrimiento injusto de las madres del mundo.
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