Sacerdote: ¡Considera lo que realizas e imita lo que conmemoras!

Ocho diáconos de la Archidiócesis recibirán el próximo sábado 11 de junio el sacramento del Orden Sacerdotal, de manos de monseñor José Ángel Saiz, arzobispo de Sevilla, en una ceremonia prevista a las once de la mañana en la Catedral hispalense.

Los aspirantes al sacerdocio son: Aniceto Vadillo (36 años), de la Parroquia de la Asunción, de Osuna; Alejandro García (27), de la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes, de Sevilla; Javier Sancho (27), de la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima, de Los Rosales; Jesús García (25), de la Parroquia de San Marcos Evangelista, de El Saucejo; Manuel Robledo (28), de la Parroquia de Santa María la Mayor, de Sanlúcar la Mayor; Manuel Mena (28), de la Parroquia Santa María de la Mesa, de Utrera; Rubén Blasco (38), de la Parroquia de Omnium Sactorum, de Sevilla y Victoriano Martín (35), de la Parroquia de Nuestra Señora de la Antigua y Beato Marcelo Spínola, de Sevilla.

Gozo espiritual

Quince días antes de su ordenación sacerdotal, los ocho diáconos estuvieron de Ejercicios Espirituales, inmersos en la oración, en diálogo con Cristo, “emocionados y con mucha alegría”, ha expresado Aniceto. Para Javier, sus sentimientos previos a la ordenación “son de ilusión y alegría desmesurada porque no solo es cumplir un sueño, sino ratificar la vocación que Dios me ha dado, con gozo espiritual”, afirma.

Consultado sobre su período de estudio en el Seminario Metropolitano de Sevilla, Alejandro resaltó que la formación se ha vertebrado en tres niveles: humano, espiritual e intelectual. Por su parte, Manuel destaca “el acompañamiento y la disponibilidad, en todo momento, de los formadores y directores espirituales durante sus años de estudio y discernimiento”.

Coinciden también los diáconos en que, “un sacerdote hoy día, ante todo debe ser fiel a Cristo y al Evangelio, manteniendo una unidad de vida con aquello que predica”, por tanto, “es importante ser afable y saber llevar a los demás a Cristo, no solo a aquellos que acuden a la parroquia, sino también a los que están más alejados”. Los futuros presbíteros del clero sevillano reconocen que “la ordenación sacerdotal no es el fin de un camino, sino el comienzo de la vida verdadera de entrega y de servicio”.

Piedad y fidelidad

Por la imposición de las manos de don José Ángel y la plegaria de ordenación, se les conferirá a los candidatos el don del Espíritu Santo para su función sacerdotal. Se revestirán con la estola presbiteral y con la casulla para que se manifieste visiblemente el ministerio que desde ahora van a ejercer.

Así, los nuevos sacerdotes prometerán ejercer siempre el ministerio sacerdotal en el grado de presbíteros, como fieles colaboradores del orden episcopal, apacentando el rebaño del Señor bajo la guía del Espíritu Santo, desempeñando con dedicación y sabiduría el ministerio de la Palabra en la predicación del Evangelio y la exposición de la fe católica, celebrando con piedad y fidelidad especialmente el sacrificio de la Eucaristía y el sacramento de la Reconciliación.

Imita lo que conmemoras

“Recibe la ofrenda del pueblo santo para presentarla a Dios. Considera lo que realizas e imita lo que conmemoras y conforma tu vida con el misterio de la cruz del Señor”. Estas palabras pertenecen al rito de ordenación y las pronunciará el arzobispo mientras entrega la patena y el cáliz, con el pan y el vino, a los nuevos ordenados.

Finalmente, los diáconos agradecen a Dios por la vocación que les ha sido confiada, a la intercesión de la Virgen, al arzobispo, y a tantos sacerdotes que han acompañado y apoyado su camino de discernimiento, a sus familiares, a las parroquias de origen y en las que han prestado su servicio hasta ahora, “por tantas oraciones como han elevado para que permanezcamos fieles”.