Haz Memoria | Testimonio de Begoña Ramos: El valor de la experiencia
Begoña Ramos, nacida en 1943 (79 años) y natural de Sevilla, es la coordinadora del arciprestazgo de San Bernardo y de la parroquia del mismo nombre.
Sus orígenes como colaboradora de la Iglesia se remontan 40 años atrás, en el colegio San Antonio María Claret de Sevilla. El sacerdote que por aquel entonces estaba a cargo de los niños que recibían la catequesis de comunión, pidió a sus padres que colaborasen con la impartición de las mismas. Begoña no dudó en aceptar el reto y desde entonces esa ha sido su dedicación a la diócesis. Estos largos años de experiencia le han permitido atesorar experiencia y sabiduría que hoy sigue transmitiendo a todo el que lo necesita.
Cuando se traslada a vivir al barrio de San Bernardo y tras ayudar a llevar sobres de Cáritas a las casas de la feligresía, el difunto don José Álvarez Allende le propone ser catequista en los cursillos prematrimoniales, pero ella no se ve preparada y decide seguir con sus funciones uniéndose a las monjas salesianas que había entonces en el barrio.
Años después se integraría en la propia parroquia como coordinadora de catequesis y cursos pre-bautismales. Siempre dispuesta a ayudar en todo lo que sea necesario, como ella dice, “en todo lo que me piden y estaré hasta que el cuerpo aguante”.
Cada nuevo curso lo prepara en reunión con su equipo de catequistas, que lo componen unas 15 personas, y reconoce que lo afronta “al principio con pereza y después con mucho entusiasmo”.
Su camino no ha sido fácil, también ha recibido críticas por su forma de hacer las cosas, un golpe duro para una persona perfeccionista y constante como es Begoña. De hecho, confiesa que la peor parte de su trabajo es no ser capaz de hacer algo tan bien como le gustaría, pero no desiste en su empeño por mejorar y reconoce una evolución a lo largo de su trayectoria, “he crecido en la fe, leo mucho, me preparo todo con esmero y la comunidad me ayuda mucho”.
Begoña es de esas personas alegres y entrañables, cuyo testimonio de vida ayuda a quien la conoce. No en vano, su dilatada experiencia religiosa y como catequista hacen que transmita su fe sin miedo, ni complejos, desde la paz, la esperanza y el sosiego, actitudes más que necesarias actualmente y muchas veces olvidadas por los más jóvenes. De hecho, concluye, a un no creyente le diría que “lo mejor que tenemos es a Jesús, y si no quiere convertirse se pierde lo que tenemos”.
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