La Natividad de Jesús desde las clausuras sevillanas  

La Natividad de Jesús desde las clausuras sevillanas   

La sede de la Fundación Cajasol, en la Plaza de San Francisco, alberga hasta el 5 de enero la exposición ‘La Natividad de Jesús desde las clausuras sevillanas’, que recopila una destacada selección de obras de arte de los cenobios sevillanos relacionadas con la Navidad. El visitante podrá recorrer la muestra con una doble perspectiva. La más visual, la artística, con obras de destacados artistas entre los que figuran Domingo Martínez, Mesa, Montañés o Roldán. La otra mirada es la catequética y evangelizadora, buscando también mostrar la vida en las comunidades religiosas.

La exposición, que ocupa varias salas del espacio expositivo de Cajasol, se nutre de ocho conventos de la capital, destacando por su número las piezas procedentes de las mercedarias o las agustinas de San Leandro. El visitante podrá hacerse una idea muy cercana a la realidad sobre la vivencia de la Navidad en el interior de los conventos. En este sentido, y a modo de guía, se exponen cuatro bodegones sobre otras tantas rutinas conventuales: el obrador de dulces (con las yemas de san Leandro como exponente más conocido y con una antigüedad del siglo XV), utensilios para tejer y la preparación de la decoración del convento, el esplendor de la liturgia y la música.

Una secuencia pedagógica de la Natividad

El comisario de la muestra es Salvador Guijo, que explica el origen de la misma: “La exposición es la consecuencia de una relación fraternal de amistad con la comunidad de religiosas agustinas de San Leandro, hace ya la friolera de casi veinte años, que me llevó a conocer y valorar el sostén espiritual de las religiosas de clausura para la Iglesia”. Explica que el objetivo de la exposición es “visibilizar la importancia de estas comunidades monásticas y mostrar cómo constituyen el eco de la ciudad tanto en sus acciones como en sus necesidades”. La muestra se centra en los tiempos de Adviento y Navidad, y las obras de arte nos introducen en el misterio de la Natividad de Jesús de manera secuenciada y pedagógica.

Guijo subraya, como una asignatura aún pendiente, el desconocimiento de la vida de estas comunidades de vida contemplativa. “Estas son marca de la ciudad y de su Archidiócesis, no solo por su importancia espiritual y religiosa, sino también patrimonial, artística, histórica, etnológica, cultural e, incluso, gastronómica, debiéndoseles un merecido espacio y reconocimiento por las diferentes instituciones sevillanas”, afirma.

Miguel Fernández, coordinador de la muestra, destaca la labor de restauración que se ha llevado a cabo para llegar a esta exposición con un elenco relevante de piezas, en el que sobrelasalen las esculturas, muchas de ellas imágenes centrales del devocionario de las comunidades religiosas participantes. Llama la atención el Nacimiento que aporta el convento de Santa Inés, y que se puede contemplar todo el año junto al lugar donde descansa el cuerpo incorrupto de doña María Coronel. Por su parte, Salvador Guijo destaca “no solo por la relevancia artística de las mismas, sino por la simbología de la escena que representan, el conjunto de San Agustín de Pedro Roldán y el Niño Jesús Montañesino, de plomo y telas encoladas, del monasterio de San Leandro». “Al igual que para el santo de Hipona era imposible comprender el misterio de la Trinidad desde su inteligencia finita, la envergadura de la labor de las religiosas de clausura, su oración y su trabajo, no puede comprenderse sino es desde Dios y desde la fe”, añade.

Catequesis desde el arte

Cada sala recoge una secuencia del misterio de la Navidad, con títulos tan evocadores como ‘El plan de Dios’ (cómo Dios se sirve de la figura de María para llevar a cabo en ella su plan de salvación), ‘El verbo se hizo carne’ o ‘La segunda infancia de Jesús’. Esta última sala está dedicada a la aparición del Niño a los distintos santos. Entre ellos san Antonio de Padua, Teresa de Ahumada (Teresa la Quiteña), el referido Niño de la Concha de San Agustín, procedente de San Leandro, el Divino Esposo del convento de san José de las Mercedarias junto a la Madre Sacramento, la imagen de Santa Rosa de Lima y el Niño de la Escalera junto a Santa Teresa de Jesús.

El dogma de la maternidad divina también tiene su espacio en la muestra. Destaca una miniatura de Sebastián Santos que recuerda a las imágenes de la capilla Sixtina, así como la Virgen de la Leche de Santa Paula, del círculo de José Risueño, “una forma muy plástica de demostrar la maternidad de María”, apunta el coordinador de la exposición. Cada monja conservaba en su celda un Niño Jesús, profusamente ataviado, y todos ellos se disponían en el altar mayor del convento con ocasión de la Navidad. Algunos de ellos pueden contemplarse en Cajasol. También es llamativa la miniatura de la Roldana, una de tantas que la artista hizo a modo de práctica en el taller de su padre.

La exposición puede visitarse hasta el 5 de enero en horario de once de la mañana a dos de la tarde, y de cuatro a nueve, excepto los días 24 y 31 de diciembre y 5 de enero, que será únicamente de once a dos. Los días 25 de diciembre y 1 enero permanecerá cerrada. La entrada es libre hasta completar aforo.

 


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