Sevilla recuerda al venerable padre Contreras
La Capilla Real de la Catedral acoge hoy a las nueve de la noche una misa en memoria del venerable Fernando Contreras, en la que tendrá lugar una ofrenda floral. Se podrá acceder a la misma por la Puerta de los Palos.
Fernando de Contreras nació en Sevilla (año 1470 o 1472) y fue bautizado en la Parroquia de San Gil. Ordenado sacerdote a los veinticuatro años, celebró su primera misa en la Capilla de la Virgen de la Antigua. Su fama de hombre caritativo y piadoso se extendió rápidamente por una ciudad que comenzaría a vivir las consecuencias de la epopeya americana y en la que la pobreza más extrema condicionaba la vida de un sector importante de sus vecinos.
El cardenal Cisneros, uno de los grandes referentes de la Iglesia y la sociedad de su época, le ofreció la posibilidad de estudiar en la Universidad de Alcalá de Henares, y sería allí donde conocería a dos personajes claves en su vida: doña Teresa Enríquez de Alvarado –‘la Loca del Sacramento’- y un jovencísimo Juan de Ávila.
Instalado en Torrijos, atendía a los pobres y enfermos con la ayuda económica de Enríquez de Alvarado, una mujer que confió en Contreras una de sus grandes preocupaciones, la redención de los cautivos en las cárceles del norte de África, principalmente los niños y niñas. Con esta cobertura logística, el padre Contreras realizaría hasta ocho viajes a territorios berberiscos de los que regresaría con muchos rescatados. Pero su atención a la infancia no se limitaría a estos trayectos a través del Estrecho, sino que además consiguió del arzobispo Alonso Manrique de Lara la creación del Colegio de San Isidoro, en la que se acogería a niños huérfanos, y compuso un catecismo sobre la doctrina cristiana orientada a estas edades.
Por otro lado, 1527 es un año crucial en la vida de Juan de Ávila. Llega a Sevilla para partir desde aquí a las Indias, pero se reencuentra con su amigo Contreras, que pide al arzobispo que no le permita marchase. De ahí la famosa frase con la que monseñor Manrique de Lara convence a Ávila para que cambie el Nuevo Mundo por los pueblos y ciudades de Andalucía: “¡Sevilla será tus Indias!”. En adelante, ambos cultivarían una gran amistad, hasta el punto de que Contreras participaría del sufrimiento de su amigo cuando este fue llevado ante el tribunal de la Inquisición por “predicaciones altamente sospechosas”.
El padre Contreras falleció el 17 de febrero de 1548, y sus restos descansan en una zona privilegiada de la Catedral, entre el Altar Mayor y el Coro, tras un funeral con la solemnidad acostumbrada por el Cabildo “como si fuera prebendado suyo”.