Domingo de la Palabra de Dios 2023: La Lectio Divina, el apasionante camino de escuchar a Dios a través de su Palabra
La Iglesia celebra este 22 de enero el Domingo de la Palabra de Dios, una jornada instituida por el papa Francisco hace poco más de tres años cuyo objetivo es comprender la riqueza de las Sagradas Escrituras y promover su reflexión y divulgación a todo el Pueblo de Dios.
La Archidiócesis de Sevilla se suma a esta celebración bajo el lema ‘Os anunciamos lo que hemos visto’, con una Jornada de oración y catequesis prevista para el sábado, 4 de febrero, a las once de la mañana, en la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla, organizada por la Vicaría Episcopal para la Nueva Evangelización. Su vicario episcopal, Óscar Díaz, ha animado a releer el Motu Proprio del papa Francisco que instituye esta Jornada, en las que hace algunas recomendaciones entre las que destaca “considerar la Lectio Divina como un método de oración privilegiado”. Al respecto, el bliblista Miguel Ángel Garzón, co, ha explicado en qué consiste esta práctica medieval:
¿Cómo definiría la Lectio Divina?
Podemos decir que es un método de oración con la Sagrada Escritura y un encuentro con el Señor a partir de la lectura orante de su Palabra en un espacio de escucha y diálogo.
¿Hay alguna regla o método para practicarla?
Ciertamente la Lectio Divina tiene una estructura. En su origen surge a partir de cuatro pasos clásicos: la Lectio o lectura comprensiva, es decir, qué dice el texto; Meditatio o meditación, en el que te preguntas qué me dice a mí el Señor con este texto o cómo me interpela; Oratio, esto es la oración (¿qué le digo yo al Señor como respuesta a partir de su Palabra?); y la Contemplatio o contemplación, un momento de quietud, de dejarse abrazar por la presencia del Señor.
A estos pasos le debe acompañar un tiempo inicial para disponerse con la acomodación exterior e interior y, especialmente, con la invocación al Espíritu Santo, quien únicamente puede abrir la mente y el corazón a la presencia de Dios y la compresión de su Palabra. Además, toda Lectio debe conducir a la Actio (acción y compromiso), a hacer vida la Palabra.
¿Se trata entonces de una práctica solo para sacerdotes, religiosos y consagradas, o la puede practicar cualquier fiel?
La Lectio Divina nace en el ámbito monacal de la Edad Media, pero poco a poco se ha ido implantando en todos los ámbitos eclesiales. Esta es una de sus riquezas, todo creyente puede hacerla. Es una metodología de oración con la Palabra de Dios que no tiene condiciones previas. Ciertamente el mayor conocimiento de la Sagrada Escritura acrecienta la comprensión del texto y el consiguiente beneficio para la oración, pero esto se puede suplir con una buena edición de la Biblia, un buen comentario al texto o con subsidios de Lectio Divina. Igualmente, se puede practicar de modo individual, pero es muy recomendable y enriquecedora la práctica comunitaria.
¿Actualmente hay algún grupo que se reúna a nivel diocesano o parroquial para hacer Lectio Divina?
Son muchas las parroquias, comunidades religiosas, monasterios y grupos de fe que se reúnen para orar con la Palabra de Dios, ya sea siguiendo la Lectio Divina o con un esquema cercano o adaptado. Concretamente, todos los miércoles nos reunimos un grupo para realizar la Lectio Divina con el Evangelio dominical de seis a siete y media de la tarde en la iglesia de San Alberto en Sevilla. Cada sesión semanal, vinculada a la Delegación de Catequesis y que me encargo de coordinar, está abierta a todo el que quiera participar.
Con la celebración del Domingo de la Palabra de Dios el Pontífice propone dedicar un tiempo a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios. ¿Qué iniciativas existen en la diócesis para promover el conocimiento de las Sagradas Escrituras?
Aunque, como indicaba antes, son muchos los grupos o talleres bíblicos y de oración que se llevan a cabo en las parroquias y comunidades, cuando nos referimos al conocimiento actual de la Sagrada Escritura entre los católicos hemos de seguir afirmando con tristeza que todavía nos queda mucho por hacer y avanzar. No obstante, podemos decir con optimismo que la formación académica sobre la Biblia se ofrece con solvencia y excelencia en nuestra Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla. Además, existen materiales muy valiosos en las librerías religiosas y también online. Por otro lado, desde hace varias décadas una iniciativa familiar edita la revista divulgativa bimensual “Según tu Palabra”, dedicada específicamente a la práctica de la Lectio Divina. Podemos también resaltar la difusión del “Evangelio del día”, que permite leer y orar con las lecturas litúrgicas cotidianas.
¿Por qué la Iglesia insiste tanto en que debemos conocer la Palabra de Dios?
La madre Iglesia continuamente exhorta a este acercamiento y conocimiento de la Sagrada Escritura pues es consciente de que en ella está la mayor fuente de la espiritualidad de sus hijos y de la evangelización. De ella depende la primavera espiritual de la Iglesia. Podemos recordar al gran San Jerónimo, entregado a la traducción y comentario de la Sagrada Escritura, cuando afirma que desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo. En ellas encontramos el misterio de nuestra salvación. En ellas Dios sigue hablándonos como a hijos y mostrándonos su proyecto de amor, esperando nuestra respuesta.
Por ello, animo a todos a que se dejen cautivar por la Sagrada Escritura y se adentren en el apasionante camino de su lectura orante para escuchar a Dios. No se arrepentirán.
Resulta igualmente necesario para el clero profundizar cada vez más en la Palabra de Dios y saber así transmitirla mejor a los fieles, no en vano, en Aperuit Illis el papa Francisco dedica una especial atención a la homilía.
El papa Francisco insiste en la necesidad de cuidar este espacio litúrgico que permite hacer llegar a los fieles el mensaje de la Palabra de Dios, de manera que esta pueda alimentar, guiar, iluminar e interpelar la vida del cristiano en su presente histórico. Hemos de tener en cuenta que para muchos de los fieles es el único espacio de escucha y confrontación con la Sagrada Escritura. Una buena homilía debe partir de la Palabra de Dios. Los sacerdotes y diáconos hemos de ser conscientes de este ministerio que se nos ha entregado y la responsabilidad que conlleva. El sacerdote es el primero que debe ponerse a la escucha de Dios, hacer la Lectio de esta palabra, y desde ahí proclamar el misterio de Cristo a los fieles.
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