El clero de Sevilla celebra la fiesta de san Juan de Ávila
La Catedral hispalense acogió la mañana de este jueves la celebración de la fiesta de san Juan de Ávila, patrono del clero español, con una Eucaristía presidida por monseñor José Ángel Saiz, arzobispo de Sevilla, concelebrada por los obispos auxiliares electos, Teodoro León y Ramón Valdivia y sacerdotes del clero.
“Esta celebración es una ocasión propicia para dar gracias a Dios por el don del sacerdocio y del ministerio pastoral en la Iglesia. Su vida es transparencia del único Pastor, Cristo el Señor, que nos ha llamado por nuestro nombre para que prolonguemos su misión en el mundo. Modelo de vida cristiana y sacerdotal que nos impulsa a vivir una vida de seguimiento del Señor hasta la entrega de la vida por él y por los hermanos, modelo de vida sacerdotal santa”.
Durante la Misa fueron homenajeados los presbíteros que este año celebran sus bodas de oro y plata sacerdotales: José María Campos Peña, Claro Jesús Díaz Pérez, José Ángel Soto Peña, José Antonio Escobar González, Francisco José Ortiz Bernal, Leonardo Javier Giacosa y Ángel García-Rayo Luengo cumplen 25 años de ordenación; José Vicente Ortiz Bohórquez, Rafael Hernández Hernández, Carlos Moreda de Lecea y Luis Ferrer-Bonsoms Miller, 50 años de ordenación.
Vocación sacerdotal
Mons. Saiz destacó que la vocación sacerdotal “no es el resultado de un proyecto personal o de una estrategia humana. Es un don de Dios, una iniciativa misteriosa del Señor, que entró en nuestra vida y nos cautivó con su amistad, con su llamada, con la misión encomendada, con la belleza de su amor, y revolucionó nuestra existencia hasta el punto de dejarlo todo para seguir sus pasos. Él es el Señor de la vida, el Señor de la historia”.
Estrenar sacerdocio cada día
Don José Ángel pidió al Señor “una vez más la gracia de estrenar cada día nuestro sacerdocio, de recobrar el fervor primero que a veces puede experimentar desgaste o altibajos a causa de nuestra debilidad”.
Expresó a los sacerdotes presentes la llamada constante a la santidad. “Estamos llamados a ser santos sacerdotes esto es lo que la Iglesia y el mundo actual necesitan. Sacerdotes con una fuerte experiencia de Dios que se alimenta continuamente en la oración abundante. Con una entrega total de sus vidas, desprendidos de todo, incluso de sí mismos. Con una disponibilidad misionera para evangelizar donde sea necesario”.
“Sacerdotes enamorados de Jesucristo – continuó – que viven la configuración con él como el centro que unifica todo su ministerio y toda su existencia”.
Hombres de Dios
El arzobispo de Sevilla instó a los sacerdotes a ser “hombres de Dios, oyentes de la Palabra, que se entregan a la oración y que son maestros de oración, que viven la centralidad de la Eucaristía en su vida y en su acción pastoral, que en la celebración eucarística expresan su unión con Cristo e intensifican dicha unión, ofrecen su vida al Padre y reciben la gracia para renovar e impulsar su ministerio, se encuentran con los hermanos y alimentan su caridad pastoral para entregarse a todos, especialmente a los más desfavorecidos”.
Alertó sobre “los tiempos de secularización, de desvinculación, de fragmentación y liquidez; tiempos recios, como definía santa Teresa su tiempo y el tiempo de san Juan de Ávila, tiempos difíciles y apasionantes, en los que somos llamados a participar en los duros trabajos del Evangelio”.