Santa Ana, la Virgen y el Niño. Parroquia de San Sebastián(Pedrera)
El día 26 de julio celebramos la fiesta de los padres de la Virgen María, San Joaquín y Santa Ana. En la Parroquia de San Sebastián de Pedrera encontramos esta curiosa imagen de la Santa Ana Triple, iconografía que presenta de forma simplificada el Árbol de Jesé o la generación temporal de Cristo.
Esta iconografía de la Santa Ana Triple o Triplex deriva directamente de la representación del Árbol de Jesé, iconografía que a partir de Isaías (11,1-10) y de la genealogía de Jesús que presenta Mateo en su Evangelio (1,1-17) nos muestra las generaciones a partir de Jesé, padre del rey David, que culminan en María, Madre de Cristo. De hecho, la Santa Ana Triple sería el resultado de ir eliminando ramas de este árbol hasta dejar sólo las últimas: Ana, María y Jesús, presentando así de un modo muy visual e inmediato una síntesis de la genealogía humana de Cristo y subrayando el protagonismo e importancia de Santa Ana frente al resto de personajes de dicha genealogía. De igual manera, la Santa Ana Triple adquirirá una interpretación inmaculista al aludir a la concepción sin pecado de María en el seno de su madre y poner este hecho en relación con la concepción virginal de Jesús en el seno de la Virgen, relación que queda evidenciada visualmente mediante la superposición de las tres figuras.
Como señala el mariólogo Álvaro Román, la línea genealógica entre Abuela, Madre y Nieto queda claramente evidenciada, queriendo aunar a los tres en el mismo proyecto de salvación trazado por Dios para la salvación del mundo. Además, se subraya así la importancia de la devoción a la Abuela de Jesús, cuya grandeza siempre ha de ser tenida en cuenta en relación con su Hija y sobre todo con su Nieto, el Hijo de Dios.
Esta hermosa escultura que se conserva en la Parroquia de Pedrera, de madera tallada y policromada, puede fecharse en el primer cuarto del siglo XVI. Nos muestra a Santa Ana sentada en un trono; sobre su rodilla izquierda se sienta la Virgen María, de tamaño menor, la cual a su vez sostiene en su regazo al Niño Jesús. La Abuela de Cristo viste una túnica de color verde oscuro, que alude a que llevó en su seno la esperanza del mundo, decorada con grandes rosetones, ceñida en la cintura con un cinturón, y un manto dorado, cubriendo su cabeza con una toca blanca, mientras que su Hija lleva una túnica clara que presenta igualmente una decoración de motivos florales, destacando en la Virgen su amplia y larga cabellera morena, bajo la cual aparecen restos de pan de oro bajo la policromía actual, que no es la original. Por su parte, la postura del Niño Jesús, que se muestra desnudo con los brazos abiertos, y su disposición entre las otras dos figuras, ayuda a romper la frontalidad que presenta el resto del conjunto, relajando la rigidez de la composición.
Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural
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