La Escuela de Otoño de Cáritas Sevilla congregó a más de 400 voluntarios este fin de semana
Cáritas Diocesana de Sevilla ha celebrado este fin de semana, en el Complejo Residencial Lantana, en Pilas, su vigésimo séptima edición de la Escuela de Otoño, el encuentro anual para agentes de Cáritas que ofrece cada año una oportunidad para convivir, compartir experiencias y formarse sobre temas directamente relacionados con la labor que realizan, el ser y el estar de Cáritas en el mundo.
¿Somos realmente generadores de la esperanza que surge del encuentro con Cristo? ¿Qué expresa realmente la esperanza cristiana? ¿Cómo podemos encarnar el don de la esperanza en nuestro quehacer diario de Cáritas? ¿Cómo acompañar en clave de esperanza? Estas han sido algunas de las preguntas a las que se le ha intentado dar respuesta en esta escuela, que ha conseguido reunir a más de 400 agentes, entre voluntarios, sacerdotes, técnicos y colaboradores, durante la tarde del viernes y la jornada del sábado.
Instrumentos de amor de Dios
Monseñor Ramón Valdivia, obispo auxiliar de Sevilla, fue el encargado de inaugurar este encuentro el viernes por la tarde, destacando la importancia de la tarea que desempeña cada persona voluntaria. “El Señor necesita que estés tú para que Él pase”, así motivaba el prelado a los agentes de Cáritas, animándolos a continuar su labor y a hacerlo como instrumentos del amor de Dios, mostrando su rostro a cada persona, a cada hermana y hermano necesitado.
Tras sus palabras, fue el turno de la teóloga Lola Arrieta, que impartió la ponencia ‘Acompañar la esperanza’. Sus palabras invitaron a la reflexión desde la responsabilidad que tienen los agentes de Cáritas, a mantener el derecho a la esperanza de las personas con las que trabajan. “Necesitamos cultivar la esperanza en el día a día, desde el discernimiento continuo”, explicaba Arrieta, que recordó que estamos “llamados a ser puntos de encuentro, esperanza y acompañamiento… con una actitud paciente y lúcida, atenta al sonido de la vida”. Estas fueron algunas de las aportaciones que hizo durante su intervención.
La ponencia del sábado estuvo a cargo de Sebastián Mora, doctor en Sociología y anterior secretario general de Cáritas Española. Bajo el título «Cáritas, un sueño de esperanza y fraternidad universal» llamó la atención sobre la necesidad de parar, hacer autocrítica y ver cuál es el papel que le damos a las personas que acuden a nuestros recursos. “¿Cuántas personas de las que atendemos son protagonistas de nuestros proyectos?”, cuestionaba. De la misma forma, hizo una llamada a entrenar la mirada para la esperanza configurando los proyectos, las acciones de Cáritas “con y desde los pobres, no solo para ellos”. Pistas necesarias para discernir y confrontar nuestra forma de actuar para conseguir que las personas que acuden a Cáritas encuentren lo que necesitan, y se genere con ello, un foco de esperanza.
Durante el resto de la jornada se trató de abordar, a través de quince talleres, diferentes realidades directamente relacionadas con la acción que desarrolla Cáritas, teniendo la esperanza como eje transversal de cada uno de ellos. Cómo comunicamos la esperanza, como acompañamos la soledad de las personas mayores, migrantes, sin hogar, la acogida y el acompañamiento en las parroquias… son algunos de los temas trabajados que, según trasladaban algunos voluntarios, les permitió “conocer la realidad como es, no la que creemos que es. Nos ha ayudado a saber y conocer, y algo muy importante, a favorecer una relación entre iguales”.
La XXVII Escuela de Otoño puso su broche final al terminar el día, con la celebración de la Eucaristía, que fue presidida por monseñor Valdivia, que quiso volver a hacerse presente en este encuentro anual tan esperado y enriquecedor para las personas que trabajan por la justicia y los derechos de las personas que más lo necesitan.