La Virgen de Valme finaliza en Dos Hermanas unas jornadas para la historia
Han sido tres días para la historia de la gran devoción mariana de Dos Hermanas. El paso de la Virgen de Valme por Sevilla ha servido, entre otras cosas, para rememorar estampas añejas, y para reafirmar el tremendo caudal de fe que trae consigo la protectora de la villa nazarena. La imagen fernandina regresó a su casa igual que llegó a la capital andaluza, en un vehículo descapotable que recordaba el Ford Victoria utilizado en 1948 con motivo de la celebración del 700 aniversario de la restitución del culto cristiano en Sevilla.
El sábado participó, junto a la imagen de San Fernando, en la procesión organizada por el Cabildo Catedral para conmemorar el 775 aniversario, y la Virgen estuvo arropada en todo momento por un gentío que rodeó el templo metropolitano hispalense.
El domingo, la Virgen de Valme regresó al templo parroquial de Santa María Magdalena en el mismo vehículo descapotable en el que llegó a Sevilla dos días antes. Antes se celebró la Eucaristía en la Catedral, y la imagen de la Virgen fue trasladada en andas hasta el Arzobispado, desde donde partió, a las seis de la tarde, en dirección a Dos Hermanas. El coro de la hermandad de Valme tuvo a su cargo el acompañamiento musical durante el traslado al Palacio Arzobispal.
Ya en Dos Hermanas
Los fieles aguardaron la llegada de la Virgen en la plaza del Arenal, donde comenzó un recorrido hasta la plaza de la Constitución, en el que se sucedieron las muestras de cariño del pueblo hacia la protectora de Dos Hermanas. En la puerta del templo parroquial, el hermano mayor, Hugo Santos; el párroco, Manuel Sánchez; y el teniente hermano mayor, Agustín López; escoltaron la entrada de la Virgen en su casa.
(Foto: Pasión en Sevilla).
