Del 5 al 8 de diciembre, muestra de dulces de convento en los Reales Alcázares
Si una tradición marca el comienzo cultural -y gastronómico- del Adviento en la Archidiócesis de Sevilla esta es la muestra anual de dulces de conventos de clausura que, treinta y nueve años después de la primera edición que acogió el Instituto Francés, se va a celebrar en el salón gótico de los Reales Alcázares, su emplazamiento durante veinte dos años.
La inauguración oficial será el 6 de diciembre, a las nueve y media de la mañana, si bien la exposición se abrirá al público la tarde anterior, de tres a siete de la tarde. El arzobispo, monseñor José Ángel Saiz; y el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, intervendrán en el acto de apertura. La muestra podrá visitarse hasta el día 8, salvo que se agoten las existencias con anterioridad -como ha sucedido varios años-, en horario ininterrumpido de diez de la mañana a siete de la tarde.
De las treinta y cuatro comunidades de clausura que hay en la Archidiócesis de Sevilla -con medio millar de monjas-, veinte se dan cita en esta tradicional muestra repostera. Estos conventos traen al Alcázar 250 variedades, que suponen más de siete mil kilos de dulces.
Los siete conventos de la capital en esta edición de la muestra son San Leandro (Agustinas), Santa Paula (Jerónimas), Santa Inés (Clarisas), San Clemente (Cistercienses), Madre de Dios (Dominicas), Santa Ana (Carmelitas) y Santa María de Jesús (Clarisas). Los trece del resto de la provincia son Jerónimas de Constantina, Jerónimas de Morón, Clarisas de Alcalá, Estepa, Marchena, Morón y Carmona, Dominicas de Bormujos, Mercedarias Descalzas de Marchena y de Osuna, Concepcionistas Franciscanas de Osuna y Carmelitas de Osuna y de Utrera. La gran novedad de este año viene de la mano de las carmelitas del convento de San Pedro, de Osuna, que pondrán a la venta sus bizcochos rellenos de chocolate.
Varias opciones para ayudar a las comunidades de religiosas
Desde la organización se destaca la complejidad de este año, “por los altos precios de las materias primas y de la energía”. Por ello, hacen un llamamiento a los sevillanos “para que sigan apoyando y ayudando a nuestras monjas con la compra de dulces de navidad que supone un ingreso imprescindible para su sustento”. En esta línea, se recuerda que, además de la muestra anual, hay varias fórmulas para ayudar a las comunidades de clausura. La primera es la compra directa de los dulces en los tornos de los conventos y, desde hace unos años, se preparan lotes de dulces para regalos de Navidad de empresas y particulares. “Los dulces de las monjas son un regalo económico en tiempo de crisis, que gusta a todos y que se puede compartir. Son productos de mucha calidad por su materia prima y porque están hechos a mano, con primor, en silencio y oración. Elaborados en sus obradores, se pueden enviar desde la clausura a cualquier punto de España”, destacan. Desde la organización se recuerda que las monjas de clausura no salen a pedir a la calle, no tienen subvención de ningún tipo, “ellas viven de su trabajo y de las limosnas que reciben”.
Sello de calidad ‘Sevilla Ora et Labora’
“Consumir productos de las monjas es una forma de valorar, conservar y perpetuar nuestro rico patrimonio gastronómico y cultural”, añaden. No en vano, estos dulces cuentan con el sello de calidad ‘Sevilla Ora et Labora’. Este marchamo de calidad se concede al ser realizados en los obradores de los conventos por monjas de clausura que trabajan en oración y silencio. Además, se trata de una producción absolutamente artesanal, constituyen un patrimonio gastronómico de Sevilla y se ofrecen con una cuidada y sencilla presentación. Finalmente, se trata de una producción limitada, ya que solo elaboran los dulces necesarios para la subsistencia de la comunidad.
Jose Ángel Martín, vicario episcopal para la Vida Consagrada, ha animado a los sevillanos a que acudan al Alcázar, cumpliendo de esta forma una rutina que se repite cada año. “Es una forma de colaborar con estas hermanas nuestras de clausura que rezan por cada uno de nosotros”, ha afirmado.