La Archidiócesis de Sevilla cuenta con un nuevo diácono permanente
El pasado sábado 16 de diciembre, monseñor Ramón Valdivia, obispo auxiliar de Sevilla, presidió la ordenación diaconal de Manuel Galván, esposo de Carmen Cárdenas y padre de Álvaro y Elena. La concurrida ceremonia tuvo lugar en la Real Parroquia Santa Ana , a la que acudieron sacerdotes, diáconos y candidatos al diaconado permanente de la Archidiócesis, así como el equipo de formadores y director espiritual de Galván.
Proclamar la Buena Noticia de Jesucristo
“La ordenación diaconal supone una unción que no es material, sino que es la donación del mismo Espíritu que se concede tras la ordenación, a través de la imposición de manos y la plegaria que pronunciaremos y que tiene como centro la súplica a Dios con las siguientes palabras: Envía sobre Manuel, Señor, el Espíritu Santo, para que, fortalecido con tu gracia de los siete dones, desempeñe con fidelidad el ministerio”, ha expresado durante su homilía monseñor Valdivia.
Por este motivo, “Hoy Manuel, puede cantar junto a Isaías: ¡Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios, porque el Espíritu del Señor está sobre mí! ¡El Señor me ha ungido! ¿Con qué? Con una unción espiritual ¿Y para qué? Para proclamar la buena noticia de Jesucristo a los pobres”, resaltó don Ramón.
En este sentido, “la llamada al diaconado permanente atravesó la comunidad previa, fundada sobre el matrimonio entre Manuel y Carmen, y sus hijos Álvaro y Elena. Dios también ha contado con ellos, con su disponibilidad para hacer algo diverso con sus vidas. La llamada les ha afectado grandemente, y también han debido dar su consentimiento para que la Unción del Espíritu Santo pueda intervenir de manera completa en la vida de su esposo y de su padre”, expresó el obispo auxiliar.
Al término de la celebración, Galván dio gracias “en primer lugar a Dios por haberme elegido a pesar de mis defectos, porque he sido favorecido con su misericordia y su bondad al haberme llamado al diaconado. Le doy gracias por todas las personas que ha puesto en mi camino y de las cuales se ha servido para hacer realidad el proyecto que tenía reservado para mí. Y le doy gracias por mi familia, iglesia doméstica donde se ha gestado esta vocación que han acogido con gratitud, alegría y generosidad”.
Actualmente la Archidiócesis hispalense se erige como la diócesis española que cuenta con más diáconos permanentes (en torno a 56), además de 16 entre candidatos y aspirantes o candidatos a serlo. El perfil de estos últimos es similar: hombres casados, en torno a los 40 o 50 años, con inquietudes espirituales y que prestan ya un servicio en sus parroquias o en distintas realidades eclesiales.
