Cáritas movilizará cuatro millones de euros para atender la emergencia humanitaria en Ucrania
Cáritas Española tiene previsto movilizar a lo largo de este 2024 otros cuatro millones de euros para responder a la emergencia humanitaria tras dos años de guerra en Ucrania. Estos fondos se suman a los 6,4 millones de euros que ya han sido enviados a las dos Cáritas presentes en Ucrania (la católica de rito griego y la católica de rito latino) y a la red de Cáritas en los países limítrofes para hacer frente a las necesidades de la población.
Con estos fondos, Cáritas Española tiene previsto seguir apoyando los proyectos de emergencia, y los que sostenía antes de la invasión rusa a gran escala en febrero de 2022. Estos programas están relacionados con el apoyo a familias vulnerables, personas con diversidad funcional, fortalecimiento institucional y lucha contra la trata de personas. “Cada vez hay más menores a cargo de madres cabeza de familia, cuya protección es urgente”, alerta Carmen Gómez de Barreda, responsable de la Campaña Cáritas con Ucrania de Cáritas Española.
Para este 2024, Cáritas Española está explorando además nuevas colaboraciones en sectores complementarios fuera de la familia Cáritas para poder dar respuesta, por ejemplo, en educación en emergencias.
Situación muy grave
Se estima que el 40 % de la población en Ucrania (unos 18 millones de personas) dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir. La peor parte se vive actualmente en el este del país donde el conflicto sigue a fuego abierto. “En esta zona, los desplazamientos internos continúan y la situación humanitaria sigue siendo muy grave. Estimamos que unas 380.000 personas se encuentran en una situación muy difícil”, indica Carmen Gómez de Barreda.
El año pasado, la red de Cáritas en Ucrania consiguió atender a más de 1,3 millones de personas (6,2 millones desde el inicio de la invasión rusa). La mayoría de las ayudas estuvieron relacionadas con la provisión de alimentos, agua y saneamiento, alojamiento, apoyo psicosocial, educación y ayuda monetaria. El apoyo se ha destinado principalmente a la población rural, donde se encuentran las personas en situación de mayor vulnerabilidad y con menos capacidad para acceder a los servicios de salud y educación.
Para este 2024, las estrategias de intervención se distinguen entre el este y el oeste del país. En el este, la ayuda humanitaria de emergencia sigue siendo básica. En el centro y el oeste, en cambio, la prioridad es la integración social, el acceso al mercado laboral, a la salud, a la educación o a un alojamiento digno. “Concretamente, en las zonas desocupadas se están realizando estudios para valorar todas las necesidades. Las principales prioridades son la rehabilitación de viviendas, acceso a bienes básicos y desminado de tierras agrícolas”, explica la responsable de la Campaña Cáritas con Ucrania.
Obstáculos del trabajo humanitario
Entre los principales obstáculos que deben afrontar los trabajadores humanitarios son los ataques indiscriminados a civiles e infraestructuras básicas. “Los ataques masivos obligan a parar la atención a las personas y provocan muchos problemas a la hora de hacer frente a las bajas temperaturas del invierno. Estos constantes cortes de actividad, unidos a la estresante situación que vive el país, también están pasando factura en la salud metal de los trabajadores humanitarios”, comenta Gómez de Barreda.
El conflicto armado ha provocado un movimiento migratorio masivo, tanto internamente como fuera de las fronteras de Ucrania. Se estima que alrededor de 6,4 millones de personas han tenido que salir del país. Más de 210.000 han recibido ayuda de las Cáritas en los países fronterizos (Polonia, Rumanía, Moldavia y Eslovaquia). Para este año 2024, todas las Cáritas en frontera tienen previsto reforzar el acompañamiento en el acceso a los servicios sociales básicos (salud y educación), alojamientos de medio plazo e integración en el mercado laboral.
En España, la red de Cáritas diocesanas acompañó a 4.089 ucranianos a través de dos vías distintas. Por una parte, incorporándoles a los servicios habituales de atención a las personas; por otra, aportando un total de 651.839 euros para hacer frente a gastos en alimentación, ropa, calzado y vivienda.