Una Pascua del Enfermo prolongada todo el año
El pasado 5 de mayo se celebró la Pascua del Enfermo. Sin embargo, ese día no se pasó página a la campaña que se desde la Pastoral de la Salud se ha venido llevando a cabo en centros sanitarios y parroquias de la Archidiócesis. Así lo manifestaba el delegado diocesano, Manuel Sánchez Heredia, en unas recientes declaraciones a los medios de comunicación diocesanos, en las que admitía que «aunque la mayoría de las veces las campañas se ciñen a una fecha concreta o a un periodo acotado entre dos momentos significativos, este año, la campaña del enfermo se ha prolongado y esperamos que así continúe siendo».
Además de algunos encuentros celebrados en arciprestazgos y charlas del delegado de Pastoral de la Salud, los obispos de Sevilla se han implicado en celebraciones que han proyectado la atención a este sector de la pastoral. Monseñor Ramón Valdivia celebró la Pascua del Enfermo en el Hospital del Tomillar, con la participación de pacientes, familiares y personal sanitario. El arzobispo, monseñor José Ángel Saiz, celebró la Eucaristía en honor de la Virgen de la Salud de la Hermandad de San Isidoro, que unos días antes había donado un cuadro de su titular a la capilla del Hospital Virgen del Rocío. Por su parte, monseñor Teodoro León presidió la Eucaristía ante la imagen de la Virgen de la Esperanza, Divina Enfermera, que estuvo un fin de semana en el patio central del Hospital General Virgen del Rocío, en misión por los 160 años del Colegio de Enfermería de Sevilla, del que es patrona.
Manuel Sánchez agradece esta implicación de los obispos, junto a la movilización de las hermandades, «que como tantas otras dan visibilidad y alcance a esta área pastoral, que no debe restringirse en el tiempo porque nuestra mirada al enfermo y al mundo de la salud debe ser diaria».
El delegado destaca finalmente el buen ambiente que se creó el pasado fin de semana en el Virgen del Rocío en torno a la misión de la Divina Enfermera: «Fueron muchos los enfermos y miembros del personal sanitario los que pasaron en algún momento por el patio, convertido en capilla. Más allá de lo que podamos ver o nos puedan contar algunos de lo que ha supuesto esta experiencia, sólo Dios sabe el alcance que ha podido tener y los frutos que pueda dar», concluye.
