Moisés Benavides, diácono próximo a ordenarse: “Solamente haciendo la voluntad de Dios se es feliz”
Uno de los diáconos que se convertirá en sacerdote junto con otros tres jóvenes el sábado 15 de junio es Moisés Benavides Fernández de 26 años, nacido el 26 de septiembre de 1997 en Almería. La ceremonia tendrá lugar a las once de la mañana en la Catedral y será celebrada por monseñor José Ángel Saiz Meneses, arzobispo de Sevilla. Se encuentra sobrepasado, pero emocionado ante este nuevo capítulo de su vida.
Tras su ordenación diaconal, ¿cómo ha vivido su ministerio?
Lo he vivido con gran intensidad, ejerciéndolo en las parroquias de San Juan Bautista y San Roque de Las Cabezas de San Juan y también en la Parroquia de San Pablo de Trajano, Pinzón y El Trobal.
Destaco a la gente de estos cuatro pueblos, cómo me ha acogido con los brazos abiertos, empezando por el párroco, Marco Antonio, y el vicario parroquial, Jesús, los cuales, me han permitido poder desempeñar mi servicio como diacono celebrando muchos bautizos, bodas, exequias, exposición al Santísimo, y también predicando en las diferentes Eucarísticas. Si tengo que señalar algo en especial, me quedo cuando le he llevado la comunión a los enfermos, cómo me han abierto las casas siempre con una sonrisa en medio del sufrimiento, algunos de ellos solos, y también me han enseñado a ver en la debilidad a Dios. Y he podido redescubrir como dice San Pablo “que Dios escoge lo que no vale para hacerlo que valga”, porque veo cómo en medio de mi debilidad y pobreza Dios hace la obra.
«El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús», escribió el santo cura de Ars. ¿Cómo propicia que los demás se enamoren también de Jesús en la Eucaristía?
Creo que se puede hacer desde el servicio, haciendo que tengan un encuentro personal con Cristo por medio de la oración, de la escucha y de la Palabra de Dios, y llevándole a Él.
¿Cómo se siente ya que pronto recibirá la ordenación sacerdotal y participará del sacerdocio de Cristo?
Me siento emocionado, porque veo que Dios me llama a algo que me sobrepasa, que yo no controlo, sino que es Él quien regala este son tan hermoso de la vocación, sabiendo mi incapacidad, pero teniendo la certeza que Dios en medio de ella actúa, y a la misma vez con una alegría inmensa de ver que Dios me regala el don inmenso de esta vocación.
¿Cómo suele motivar a orar por las sacerdotes y por las vocacionales sacerdotales?
Yo creo que la mayor motivación para orar por la santidad de los sacerdotes es dándose uno a la feligresía y haciéndole ver la importancia de su oración, ya que su oración es la que muchas veces mantiene ese primer amor.
¿Cuál es su oración de gratitud al Señor por su llamado a la vida sacerdotal?
Mi oración es una parte del Salmo 116,12-13, que dice “cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho, alzaré la copa de la salvación e invocaré el nombre del Señor”
¿Cuáles piensa que pueden ser los pilares que sostendrán su ministerio sacerdotal y por qué?
Los pilares de mi ministerio sacerdotal son dos:
El primero es la oración, que me lleva a una intimidad profunda con el Señor, y los sacramentos. Y el segundo, es mi comunidad Neocatecumenal. Yo pertenezco a una iniciación cristiana que se llama el Camino Neocatecumenal, en la cual mis padres desde pequeño me transmitieron la fe a mí y a mis nueve hermanos y en la cual nació mi vocación. Ellos me conocen como soy, mis debilidades, mis pobrezas, mis crisis, y me ha sostenido en mi vocación por medio de la oración, principalmente en varios momentos de duda o de crisis. También me ha puesto en la verdad cuando me ha hecho falta.
¿Por qué valdría la pena (o la vida) decir sí al Señor ante la llamada al sacerdocio?
Lo que vale la pena, es decir sí al Señor, decir sí a la voluntad del Señor para conmigo, y ello conlleva el sacerdocio, porque será en el único lugar donde uno puede ser feliz plenamente. Solamente haciendo la voluntad de Dios se es feliz.
Primera Misa de Moisés Benavides
El 16 de junio en la Parroquia de San Juan Bautista, de las Cabezas de San Juan, a las 12 h.
“Señor tú lo sabes todo, Señor tú sabes que te quiero, Jesús le contesto: apacienta a mis ovejas” Jn 21, 15.