Antonio Bueno, predicador de la novena a la Virgen de los Reyes 2024: “La Virgen nos enseña que reinar es servir”
El sacerdote Antonio Bueno Ávila (Sevilla, 1973) es canónigo del Cabildo Catedral Metropolitano de Sevilla, licenciado en Teología y en Geografía e Historia, doctor en Teología y Ciencias Patrísticas por el Instituto Patrístico Agustinianum de Roma. Actualmente es profesor en la Facultad de Teología San Isidoro de Sevilla y capellán del convento Madre de Dios. Ha sido formador del Seminario Metropolitano de Sevilla, director para la formación para aspirantes y candidatos al diaconado permanente, director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Isidoro y San Leandro, director de la extinta Escuela Diocesana de Teología para Seglares y delegado diocesano para el Clero. Este año, se le ha delegado servir a la Iglesia a través de la predicación de la novena a la Virgen de los Reyes.
Predicar la novena a la Virgen de los Reyes es una gran responsabilidad ¿Cuáles son sus sentimientos al respecto?
¿Mis sentimientos? Son distintos y diversos. Cuando me comunicaron que había sido elegido para predicar la novena, sentí una enorme alegría y me uní a la Virgen de los Reyes en el rezo del Magnificat. Después, a lo largo de los días y en la medida que he ido preparando la predicación desde el estudio y la oración, he sentido una ilusión cada vez mayor. Ahora, en los días previos a la celebración, siento una gran responsabilidad por el servicio que implica. Por todo ello, agradezco a mis hermanos los capellanes reales y a la Asociación Virgen de los Reyes su invitación y la oportunidad única que me brindan.
¿Sobre su devoción a la Virgen, quisiera compartir con nosotros un momento fundante en su relación con María?
Contestar a esta pregunta es difícil, porque son muchos los momentos que destacaría. Siempre he sentido muy próxima y cercana su presencia a lo largo de mi vida. De hecho, a la Virgen de los Reyes siempre la he identificado con mi familia durante mi infancia y ahora especialmente con mi Iglesia de Sevilla a la que sirvo como presbítero.
¿Cuál es su propuesta espiritual a lo largo de estos nueve días de oración para acercar a los fieles al corazón de la Virgen?
Desearía que todos nos pudiéramos coger fuertemente de las manos de la Virgen de los Reyes, manos benditas que con tanta devoción besamos cada año, para ascender con ella en nuestra vida espiritual y progresar en nuestro encuentro personal con Cristo, su Hijo. Mi deseo es que nunca dejemos de sentir su auxilio maternal desde el cielo y que siempre la tengamos como modelo perfecto de vida cristiana.
¿Qué virtudes destacaría de la Madre de Dios?
De la Virgen María se podrían subrayar muchas virtudes. Pero, sobre todo, yo destacaría la virtud que su propio Hijo Jesucristo puso de relieve al referirse a ella: “Bienaventurados los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen” (Lc 11, 28). Ella es la mujer obediente que hizo realidad en su vida la voluntad de Dios.
De las letanías a la Virgen María, ¿cuál le genera más devoción?
Me ocurre también lo mismo. Tampoco podría destacar una letanía en particular. Creo que todas encierran un significado y un contenido que nos permiten descubrir un aspecto concreto de la Virgen María. Sin embargo, por la relación que guarda con su advocación, en este momento destacaría las letanías donde la imploramos como Reina. En concreto, la Virgen de los Reyes nos enseña que reinar es servir. De ahí que su realeza se manifieste en el servicio a Dios y al prójimo. Por ello, aprovechando la oportunidad que me ofrece esta pregunta, os invito a todos a que no dejéis de rezar el santo rosario, pidiéndole por las necesidades de la Iglesia y el mundo.
¿Podría dirigir un mensaje a todos los fieles para cultivar y profundizar en las virtudes marianas como modelo de santidad?
Una de las pocas certezas que he podido alcanzar durante mi vida es que Dios nunca nos abandona y siempre nos protege. Para ello, también ha puesto a nuestra disposición una multitud de intercesores que constantemente nos acompañan con su oración y auxilio. Estos intercesores son las personas buenas que nos ayudan en nuestro día a día, los santos y santas de Dios, los ángeles, nuestros familiares difuntos y, sobre todo, la Virgen María. Por eso, también os invito a que siempre os sintáis acompañados, sabiendo que nunca estamos solos. De hecho, junto a la oración, la mejor manera de estar unidos a la Virgen María es cultivando sus mismas virtudes, es decir, siendo como ella. Concretamente, san Ambrosio de Milán decía “que cada uno debe tener el alma de María para alabar al Señor”.
El papa Francisco ha convocado a un Año de la Oración previo al Jubileo 2025. ¿Qué rasgos podríamos imitar de la “muchacha de Nazaret”, de la “influencer de Dios”, como la describiría en Christus vivit el Santo Padre?
Siempre me ha llamado la atención la enorme capacidad que posee el papa Francisco de actualizar el mensaje del Evangelio con un lenguaje sencillo y coloquial que todo el mundo emplea y reconoce. En concreto, esta afirmación sobre María como “influencer de Dios”, expresa perfectamente la influencia, la piedad y la devoción que la Virgen María ejerce sobre muchas personas y cristianos. En este sentido, María es una verdadera influencer con millones de seguidores. Pues bien, en el contexto de este Año de Oración previo a la celebración del Jubileo 2025, yo también os invito a que imitéis a la Virgen María como mujer orante. Concretamente, la Virgen de los Reyes nos enseña que la oración no consiste en una evasión del mundo, sino en una verdadera obediencia a Dios que se concrete en el amor al prójimo.
La patrona de Sevilla y su Archidiócesis, Nuestra Señora de los Reyes, volverá a realizar su tradicional recorrido por los alrededores de la Catedral en la mañana del 15 de agosto. Un día grande para la Archidiócesis. Un sí a la esperanza. ¿No es así?
Precisamente el tema del Jubileo 2025 es ‘Peregrinos de la esperanza’. En este sentido, el 15 de agosto se convierte en un auténtico día de peregrinación. En ese día todos somos peregrinos, porque todos, desde nuestro lugar de vacaciones, parroquias u hogares, venimos al encuentro de nuestra Madre, la Virgen de los Reyes, movidos por la esperanza. Tal vez, la esperanza de que un familiar enfermo se cure, de encontrar un trabajo o de un mundo mejor donde haya paz y justicia, para que todos los hombres puedan vivir con dignidad. De hecho, el peregrino se pone en camino porque tiene esperanza. Concretamente, os pido que ese día la invoquéis como Reina de la paz, para que finalicen todas las guerras y no haya más víctimas y muertes injustas. A ella os encomiendo a todos.