María del Monte Chacón, delegada episcopal para las Causas de los Santos: «No debemos renunciar a fijarnos en los mejores»
Sevilla aportará el próximo 9 de noviembre un referente más al santoral de la Iglesia Católica. El padre Torres Padilla, cofundador de la Compañía de la Cruz, será declarado beato. Un sacerdote que destacó por su humildad y que fue decisivo en el itinerario de fe de muchas religiosas. El caso de santa Ángela de la Cruz es el más conocido, pero no el único. El suyo es uno de los procesos que se pusieron en marcha en la Archidiócesis de Sevilla, que cuenta con una instancia para la tramitación de estas causas. Al frente de ella está María del Monte Chacón, una mujer con una amplia formación y una larga trayectoria de servicio en la curia diocesana.
¿La santidad está de moda?
Sí, es una de las vocaciones universales, todos estamos llamados a la santidad. Pero si lo entendemos en modo peyorativo como algo que va a pasar, evidentemente no. Es algo a lo que debemos pretender llegar en cualquier época de la historia.
Para abordar estos casos hay una oficina en la curia diocesana…
En ella coordinamos y ponemos en marcha los posibles procesos o causas de canonización que vayan a tener lugar en la diócesis, y servimos de apoyo en causas que estén abiertas en otras diócesis. En definitiva, difundir que la santidad es posible y que todos estamos llamados a ella. Porque todos, en cualquier estado de vida, estamos llamados a ese ideal.
El 9 de noviembre será beatificado el padre Torres Padilla…
Se va a reconocer la virtud heroica de un hijo de esta Iglesia que, aunque no nació en Sevilla, desempeñó su ministerio sacerdotal aquí. Esto es una alegría para toda la diócesis, que lo puede tener como modelo e intercesor en todas las necesidades.
¿Cuánto tiempo lleva una causa de canonización?
Hay distintas formas de instruir una causa de canonización, dependiendo del motivo que se aduzca. Los más comunes hasta ahora son el proceso por virtudes y el de martirio. Hace unos años el papa Francisco estableció una nueva fórmula: el ofrecimiento de la vida. Todos tienen una fase probatoria, en la diócesis en la que se produjo la muerte, en la que se demuestra la causa por la que se pide la canonización. Se investiga, con testigos, documentación, etc, y cuando esta llega a su punto final se traslada al Dicasterio para las causas de los Santos, en Roma, donde se vuelve a evaluar el conjunto de las pruebas. Finalmente, el Santo Padre determina las virtudes heroicas, si es beato o santo. Para ser beato hace falta acreditar un milagro (en los casos de martirio no hace falta ese requisito), e igualmente para decretar la santidad. ¿Cuánto tiempo tarda? No se puede establecer un tiempo, porque depende en último término de la acción de Dios en la historia con el milagro.
¿En el caso del padre Torres Padilla, qué milagro lo ha elevado a los altares?
Hay un milagro, solo que no se pueden conocer los detalles personales. Sí que se trata de una hermana de la cruz con una afección cardiaca. Se invocó la intercesión del padre Torres Padilla y los médicos dictaminaron que esa curación no era explicable científicamente. No se pide a los médicos que digan que es milagro, de eso se encarga la Iglesia. Simplemente que, con arreglo al tratamiento que ha tenido, las terapias que ha llevado y el pronóstico que tenga la enfermedad, de manera inexplicable e inmediata se ha producido una curación que nosotros como creyentes atribuimos a Dios, siempre que haya habido una invocación concreta y específica a ese siervo de Dios.
¿Participan los fieles en estos procesos?
Claro. Es indispensable que haya un número suficiente de testigos que acrediten las cualidades, el martirio o la circunstancia en la que esa vida se donó por amor en beneficio de otra persona.
¿Cuántas causas hay abiertas en la Archidiócesis de Sevilla?
La de sor Bárbara de Santo Domingo está aún en fase diocesana. Pero hay causas que ya están en su fase romana, como la del beato cardenal Spínola, la madre Celia Méndez, la madre Belén (también de las Esclavas del Divino Corazón) o sor Cristina de Arteaga. Luego hay causas antiguas (Miguel de Mañara y el venerable Contreras, entre otros) que no han tenido un movimiento procesal reciente porque están a la espera de un milagro.
¿Hay un proceso para los santos de la puerta de al lado de los que nos habla el Papa?
Todos estamos llamados a la santidad, pero evidentemente no a todos se les va a poner un altar en una iglesia. Estamos hablando de la santidad canonizable, en el sentido de que sea un modelo universal. Una persona puede gozar de la presencia de Dios una vez muerto, pero de eso no podemos tener certeza. Podemos tener indicios, por la vida cristiana que ha llevado y porque deducimos que, con la misericordia de Dios, le serán perdonados sus posibles pecados. Pero de entre toda esa multitud de personas que puedan estar en la gloria, se escoge a algunos que en un momento concreto de la historia sirven como modelos. Y estos son a los que llamamos santos, que reciben un culto público en la Iglesia. Pero eso no significa que su madre, vecina o amigo, de quienes alguien podrá decir que era un santo o una santa (y probablemente tendrá razón), pueda tener un refrendo oficial. Estos son los santos de la puerta de al lado. Todos tenemos que tener la referencia de santos de la puerta de al lado, y todos debemos aspirar a esta condición.
Volviendo al inicio, ¿qué diría a quienes consideran estos procesos como algo del pasado?
Es evidente que a lo largo de la historia los modelos de santidad van cambiando. De hecho, cuando uno lee vidas de santos antiguas llega a la conclusión de que ciertas cosas ahora no serían capaces de hacerlas nadie. Hay cosas que tenían sentido en aquel modelo de sociedad, no en este. Pero no debemos renunciar a fijarnos en los mejores. No le encuentro ni necesidad ni sentido. A nadie le viene mal tener, digamos, un amigo más, máxime si este amigo tenemos la certeza de que goza de la presencia de Dios.