Beatificación del Padre José Torres Padilla: nuevas imágenes (II)
Con gran alegría se ha vivido en nuestra Archidiócesis la beatificación del Padre José Torres Padilla, con motivo de la cual se han realizado tres nuevas imágenes del cofundador de las Hermanas de la Cruz.
Si bien había mostrado grandes reticencias debido a su gran humildad y sencillez, el Padre Torres Padilla fue nombrado canónigo de la Catedral de Sevilla en 1871. Por ello, su beatificación, que es motivo de alegría para todos, es especialmente relevante para los miembros del Cabildo, que han encargado al prestigioso pintor malagueño Raúl Berzosa una pintura de este nuevo beato, el cual se ha querido representar en el interior de la Catedral, ante el retablo que cobija a la Virgen de la Alcobilla, ya que en 1874 esta imagen fue restaurada gracias a la iniciativa del Padre Torres. Se trata de una pequeña imagen realizada en barro policromado cuya advocación en realidad es la de la Virgen de las Angustias, si bien se le conoce popularmente con el nombre de la Alcobilla, término árabe que se puede traducir por capilla pequeña, ya que la tradición afirma que antiguamente era venerada en un pequeño oratorio por cristianos mozárabes, lo cual no es posible ya que esta escultura de reducidas dimensiones data de finales del siglo XV. Se encuentra desde 1883 en un retablo barroco en el muro occidental, junto a la Capilla de San Leandro, cuya reja aparece a la izquierda de la composición de esta pintura, en la que el nuevo Beato aparece en el centro girado hacia su derecha, vestido de canónigo, sosteniendo en su mano izquierda el bonete, mientras que la derecha se la acerca al pecho, en gesto de devoción y humildad, reforzado por la mirada llena de unción.
El tratamiento dado por el artista al suelo y al muro sobre el que se encuentra el retablo, con pinceladas sueltas, confieren a la obra un toque contemporáneo.
Raúl Berzosa es asimismo autor de otra pintura, encargada por las Hermanas de la Cruz para su iglesia, que es la que ha presidido la beatificación en la Catedral. En esta ocasión, el nuevo Beato se muestra de pie, con el hábito de invierno de canónigo de la Catedral, con sotana, roquete y capa, mostrando con su mano izquierda la cruz, que alude a su participación en la fundación de la querida congregación de las Hermanas de la Cruz. En su otra mano sostiene el breviario con un dedo marcando la página, en un gesto similar al que presenta la escultura de Navarro Arteaga.
El fondo de la composición está formado por los paisajes de los dos lugares más importantes en la vida del nuevo Beato. Así, a su derecha vislumbramos su lugar de nacimiento, San Sebastián de la Gomera, y al otro lado, la ciudad de Sevilla, en la que se distingue su Catedral con la Giralda.
Antonio Rodríguez Babío, delegado diocesano de Patrimonio Cultural
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