La muestra de dulces de conventos de clausura cumple 40 años
Los Reales Alcázares de Sevilla acogerán del 3 al 6 de diciembre la muestra anual de dulces de conventos de clausura de la Archidiócesis de Sevilla, una cita fija del Adviento sevillano que este año cumple su cuadragésima edición. Desde su primera exposición, que tuvo lugar el año 1985 en el Instituto Francés, se ha celebrado de forma ininterrumpida en el Arzobispado (catorce años, entre 1986 y 1999), el atrio de la Catedral (en el 2000) y el salón gótico de los Reales Alcázares (desde 2001, con el parón obligado en 2020 por la pandemia del Covid).
De los 34 conventos de clausura que hay en la Archidiócesis, con cerca de 500 monjas, 20 de ellos exponen este año sus dulces en el Alcázar. Se trata de una valiosa diversidad repostera que forma parte del patrimonio culinario sevillano, y que se traduce en más de 280 variedades o, lo que es lo mismo, más de 22.800 cajitas de exquisiteces, unos 10.000 kilos de dulces.
Siete conventos de la capital se darán cita en esta edición de la muestra: San Leandro (agustinas), Santa Paula (jerónimas), Santa Inés (clarisas), San Clemente (cistercienses), Madre de Dios (dominicas), Santa Ana (carmelitas) y Santa María de Jesús (clarisas). Del resto de la diócesis se harán presentes los dulces elaborados en trece cenobios: jerónimas de Constantina y Morón, clarisas de Alcalá, Estepa, Marchena, Morón y Carmona, dominicas de Bormujos, mercedarias descalzas de Marchena y Osuna, concepcionistas franciscanas también de Osuna, y las carmelitas de Osuna y Utrera.
La celebración de esta muestra de dulces conventuales se ha adelantado este año unas fechas debido a la coincidencia con el Congreso Internacional de Hermandades y su procesión de clausura. El 3 de diciembre será su apertura, a las tres de la tarde, y el horario entre los días 4 y 6 será de diez de la mañana a seis y media de la tarde, de forma ininterrumpida.
“Ingreso imprescindible” para el sustento de las monjas
Claudia Hernández, una de las promotoras de esta iniciativa, ha hecho un llamamiento a los sevillanos para que sigan apoyando a las monjas “con la compra de dulces de navidad, que supone un ingreso imprescindible para su sustento”. Destaca también que esta exposición no es la única vía para colaborar con las comunidades de religiosas. La muestra del puente de la Inmaculada sirve para recordar que los tornos de los conventos están abiertos todo el año, y que se han arbitrado otras fórmulas para colaborar. Una de ellas es la iniciativa que fomenta el regalo de estos dulces por Navidad: “Los dulces de las monjas son un regalo económico en tiempo de crisis, que gusta a todos y que se puede compartir. Productos de mucha calidad por su materia prima y porque están hechos a mano, con primor, en silencio y oración. Productos elaborados en sus obradores y que se pueden enviar, desde la clausura, a cualquier punto de España”, subraya Claudia Hernández.
‘Sevilla ora et labora’
Además, desde la organización se subraya que “consumir productos de las monjas es una forma de valorar, conservar y perpetuar nuestro rico patrimonio gastronómico y cultural”. Hernández afirma que “las monjas de clausura no salen a pedir a la calle, no tienen subvención de ningún tipo, viven de su trabajo y de las limosnas que reciben”. Y en Sevilla “tenemos la gran suerte de tener 34 Conventos dedicados a la oración que tanta falta nos hace”. El lema ‘Ora et labora’ resume el día a día de medio millar de monjas, y el sello de calidad ‘Sevilla ora et labora’ define sus elaboraciones al salir directamente de los obradores conventuales, ser elaborados de forma absolutamente artesanal, tener una cuidada presentación, con una producción limitada y atesorar un patrimonio gastronómico local, que se traduce en recetas con siglos de antigüedad, “mezcla de influencias de todas las culturas que han pasado por Sevilla”.