Testimonio de una misionera
Nuestra hermana en la misión Zita María, nos narra en pocas palabras las maravillas de sentirse enviada a dar testimonio de Dios, a través de la enseñanza, ella se siente plenamente feliz de haber sentido esa llamada y mejor aún de sentirse enviada, y nos pide que seamos generosos con las misiones, porque gracias a vuestra generosidad es posible recibir testimonios como este.
Muy queridos hermanos: Quiero compartir con ustedes esta gran experiencia de haber seguido el mandato de Jesús "Vayan". Desde hace 35 años estoy en Centroamérica sembrando el Evangelio de Jesús a través de la Educación. Mis primeros 14 años los pasé en Nicaragua, y el resto hasta el día de hoy en Guatemala. Han sido años muy copiosos de bendiciones. En realidad una llega a descubrir que no es tanto lo que da, sino lo mucho que recibe en experiencias, contacto con la gente más sencilla que siempre tiene un gesto de generosidad y cercanía, que comparten lo que no tienen enseñándonos cuánto bien nos hace la pobreza.
Creo que la Educación es un medio excelente para evangelizar, el desarrollo de los pueblos depende de ésta y en mi caso siempre he tratado de sembrar en los docentes una mayor conciencia de la trascendencia de su vocación de enseñar a las nuevas generaciones los verdaderos valores, la responsabilidad de dejar una huella significativa en las personas que pasan por nuestro lado.
Sigo creyendo y apostando por entregar mi vida en estos lugares lejanos a la patria chica, pero cercanos por la unión con la Archidiócesis y la Iglesia. "Hay más alegría en dar que en recibir", ustedes hacen extender en el mundo la mano de Dios a través de tantos y tantas misioneras que gozamos del don del envío a lugares diferentes en los que la necesidad se hace un permanente llamado a nosotros bautizados y comprometidos con el Reino. Que Dios los bendiga y que den generosamente para colaborar con la obra misionera de la Iglesia.
Fraternalmente Zita María Arenas, Misionera laica de la Diócesis de Sevilla.
que bonito