España con las vocaciones nativas, apura el céntimo
En el seminario Santo Cura de Ars de Bujumbura, Burundi, hay 110 estudiantes. Son jóvenes que provienen de prácticamente todos los rincones de este país africano, más pequeño que Galicia, pero con casi 10 millones de habitantes. Estos seminaristas son el futuro de la Iglesia católica en esta castigada nación que ha sufrido guerras civiles, asesinatos y una pobreza extrema.
De ahí que el presupuesto del seminario sea de una gran austeridad. Los 154.920,75 euros de gastos del año pasado incluyen la comida, los libros, la electricidad, y también las reparaciones de los edificios que se llevan la mitad del dinero. El rector, el padre Emmanuel Gihutu, su equipo de 7 formadores y todos los seminaristas “apuran el céntimo”, porque aquí tiene su valor. Un céntimo de euro son 1.500 céntimos de la moneda local, el franco de Burundi. De hecho, el curso pasado lograron ahorrar del presupuesto 683,73 euros que, a ojos europeos, pueden parecer sólo el indignante salario mínimo interprofesional de un mes, pero que equivalen al doble del dinero con que puede contar un ciudadano de Burundi al año.
La mitad de lo que se gasta anualmente, el seminario lo obtiene por diversos medios, como un servicio de hospedería, la venta de los productos agrícolas de su huerta y de su granja y otros medios. El resto es la ayuda que recibe de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, que este año ascendió a 81.757 euros.
La Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, una de las Obras Misionales Pontificias, tiene la responsabilidad de hacer cuanto esté en su mano para financiar seminarios como este de Bujumbura. El próximo 27 de abril tendrá lugar la jornada de Vocaciones Nativas, y esta financiación será posible gracias a la generosidad de los católicos con esta causa. De los 81.757 euros que la Obra de San Pedro Apóstol envío al Seminario Santo Cura de Ars, más de la mitad, 44.870, provenían de donativos de los católicos españoles a la campaña de Vocaciones Nativas. La Iglesia de Burundi y el seminario agradecen este apoyo, sin el cual sería imposible que todos los 110 seminaristas pudieran seguir su vocación. Además, sin este dinero, se les caería literalmente encima el techo bajo el que viven.
Un arquitecto austriaco, Franz Grün, realizó gratuitamente un estudio en el 2011 sobre los graves problemas que sufrían los edificios del seminario. Este profesional, miembro de la KAV de Viena – la Asociación Académica Católica –, identificó la amenaza más grave, que era la unión de los techos con los muros, sobre todo en la larga fachada oriental de este viejo seminario. Esta urgencia se afrontará este año. El arquitecto también señaló la necesidad de cambiar la vieja uralita de todos los edificios por estar muy dañada, algo que sólo se podrá hacer poco a poco, año a año, “céntimo a céntimo”.
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