Se necesitan manos para trabajar y repartir, voces para gritar y pies para correr, desde la misión de Mangola
Los misioneros espiritanos en la misión africana de Mangola, en Tanzania, José Aguilar y Miguel Ángel Lozano, comparten su experiencia de un nuevo año de labor misionera.
“Los años pasan y la vida continúa. Nosotros ya estamos metidos en el 21º año de estancia en Mangola. Miramos atrás y hemos de dar gracias a todos vosotros por vuestro apoyo y colaboración. Nos sentimos portadores de muchas ilusiones de quienes queréis ser solidarios con el necesitado y nos habéis utilizado a nosotros para hacerlas realidad. Han sido años de una mutua colaboración estupenda. Por eso miramos el futuro con optimismo y esperanza. El año 2013 será bueno, a pesar de la crisis que nos rodea y nos oprime. Así os lo deseamos a todos, especialmente a los que os haya cogido de lleno la crisis dichosa. En tiempos de crisis los que no tenemos poder de decisión hemos de ser solidarios entre nosotros, es la única arma que nos queda. Tenemos fe en ello, en los cambios para un mañana mejor.
Por eso nos parece oportuno que la Iglesia haya proclamado el 2013 como ‘el año de la fe’. Al margen de las connotaciones religiosas que lleve, recuperar la fe es algo importante: fe en uno mismo, en la familia, en la sociedad, en las instituciones, en la bondad del hombre, en las posibilidades de hacer bien las cosas (una moral social), en las posibilidades de vencer el egoísmo y la avaricia sin límites, en que prime el bien común por encima de los intereses particulares, gremiales o multinacionales. La fe en común posibilita una utopía donde reine la paz y la justicia, donde los sueños se hagan realidad. Faltan utopías y sobran intereses rastreros.
Para nosotros el proyecto de Jesús de Nazaret es una bonita utopía por la que merece la pena luchar. La utopía consiste en una competición sobre quién es capaz de amar más al prójimo hasta incluso dar la vida por él. Aquel que obre al contrario está fuera de competición y es un mentiroso cuando dice que ama a Dios. En dicha competición estamos, e invitamos a que otros muchos se añadan. Estando en la competición es posible decir que en verdad amamos a Dios. El Año de la Fe nos invita a reavivar esta competición maratoniana, no es solo recordarnos creencias maravillosas, pero sin sangre en las venas. Ojalá que al final del 2013 nos amemos más. Ojalá esta competición llegue a todos los estamentos de la sociedad. Es nuestra utopía sin más. En el camino habrá alegrías, penas y luchas sin fin. Pero al atardecer nos sentaremos todos juntos a disfrutar de una esplendorosa puesta de Sol y nos destornillaremos de risa y placer extrañados por la necedad y tozudez humana en recorrer caminos ya andados y que solo conducen a la nada. Y así juntos esperaremos un radiante amanecer.
¿Os apuntáis? Se necesitan muchas manos para trabajar y repartir, muchas voces para gritar y muchos pies para correr. Es una carrera especial, pues a veces no gana el que más corre sino el que más se entretiene en el camino para ayudar al necesitado a llegar juntos a la meta. Es el mejor, pues Dios camina con él, aunque luego llegue tarde a la Misa. Es nuestra fe. Es lo que predicaba y practicaba Jesús de Nazaret”.
dejar un comentario