600=2
Hace 2000 años, en tiempos de Jesús, según los expertos, los fariseos estaban envueltos en una maraña de seiscientos mandamientos, prescripciones, ritos, normas y tradiciones…………. Una maraña agobiante y asfixiante.
Un día un doctor de la ley se acercó a Jesús y para ponerlo a prueba le preguntó: “Maestro, ¿Cuál es el mandamiento mas importante de la Ley? Y Jesús le respondió: amaras al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas. Este es el más importante y el primero de los mandamientos. (Deut: 6,5) Y el segundo es semejante a este: “Amaras a tu prójimo como a ti mismo” (Lev: 19,18).
En estos dos mandamientos se fundan toda la Ley y los Profetas. Aquel día Jesús nos liberó de tanto agobio y resumió haciéndonos ver que 600 era igual a 2.
Otro día un Maestro de la Ley para ponerle en apuros le pregunto a Jesús: “Maestro, ¿Qué debo hacer yo para conseguir la vida eterna? Y Jesús le dijo: ¿Qué dice la Escritura? ¿Qué lees en ella? Y le contesto: amaras al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu y a tu prójimo como a ti mismo (Deut: 6,5; Levit: 19,18). Y Jesús le dijo: tu respuesta es exacta, haz esto y vivirás. Pero el queriendo justificarse la pregunto a Jesús: y ¿Quién es mi prójimo? Entonces Jesús le dijo: bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de ladrones que después de despojarle y de golpearle se fueron dejándole medio muerto. Casualmente pasaba por aquel camino sacerdote y al verle dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por allí dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó allí y al verle se acercó, le dio compasión y acercándose le vendo sus heridas, le montó en su cabalgadura, le llevó a una posada, él mismo le cuidó y pagó unos denarios al posadero para que le cuidase y prometió que volvería para pagar todos los gastos. ¿Quién de estos tres te parece a ti que fue prójimo del que cayó en las manos de los salteadores? Y el le contesto: el que tuvo misericordia de él. Entonces Jesús le dijo: vete y haz tu lo mismo” (Lucas 10, 25-37).
Jesús, la ultima noche de su vida, abrió su corazón a los discípulos como nunca y quiso resumir y quintaesenciar todo su Doctrina y su Mensaje y les dijo: “Os doy un mandamiento nuevo, mi mandamiento es que os améis unos a otros como Yo os he amado; y en esto os reconocerán que sois discípulos míos” (Juan, 13, 34-35).
En otro momento de la cena, Jesús se levanto, se quito el manto, se ciñó una toalla, echó agua en jofaina y se puso a lavarles los pies a sus discípulos. Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: “¿comprendéis lo que Yo he hecho con vosotros? Esto es lo que debéis de hacer unos a otros”. Es decir ayudaros unos a otros, cuidaos unos a otros y servíos unos a otros (Juan 13, 4-14).
Otra gran preocupación de Jesús esa noche era la unidad; por eso Jesús pide al Padre que “todos sean uno como Tu y Yo somos uno; que ellos también sean uno en nosotros para que el mundo crea”. (Juan 17, 21)
Resumiendo el mensaje de Jesús: “Amaos unos a otros como Yo os he amado, servíos unos a otros como Yo os he servido a vosotros, y estar unidos para que el mundo crea y sed uno como el Padre y Yo somos uno.”
Después de 20 siglos de existencia también los cristianos nos hemos atiborrado de leyes, prescripciones y normas que hoy nos impiden ver lo único que importa que es amar a Dios y al prójimo. Hoy los cristianos debemos reconocer con humildad y sinceridad que tenemos demasiados añadidos y accesorios, demasiadas adherencias y demasiados ribetes, demasiadas ramas y demasiadas hojas que nos desfiguran y oscurecen lo esencial, que nos dificultan y a veces nos impiden ver lo nuclear del Evangelio, absolutizando a veces instituciones y tradiciones que son fruto de una época que nos llevan con frecuencia a absolutizar lo relativo y a relativizar lo absoluto, a confundir lo accidental con lo sustancial, a confundir lo adjetivo con lo sustantivo.
Hoy sentimos la necesidad y la urgencia de volver al Evangelio, a Jesucristo.
Dos Papas y lo esencial. Hace poco mas de un mes hablábamos de Benedicto XVI como el Papa de lo esencial por su magisterio empezando por su primera encíclica: “Dios es amor”, por sus gestos y con su renuncia. Él ha demostrado su gran amor y su gran servicio a la Iglesia y toda la humanidad. Él renunció por amor y mejor servicio a la Iglesia y a los hombres y quiso seguir amando y sirviendo a la Iglesia de un modo “nuevo” con su oración y su silencio y renuncia para que su sucesor, el Papa Francisco pueda amar y servir al mundo con nuevas fuerzas.
El Papa Francisco lleva ejerciendo un mes su ministerio Petrino como Obispo de Roma y Pastor universal.
Si habéis leído todos sus documentos veréis que están transidos amor y de servicio a la Iglesia y a toda la humanidad.
En cuanto a la unidad de los ortodoxos, el Papa Francisco ha tenido palabras y gestos sobre todo con el Patriarca de Constantinopla Bartolomé I y con el arzobispo Hilarión, secretario del Patriarcado de Moscú que seguramente van a ser un paso muy importante para la unidad de los cristianos.
Hoy mismo, día 13, al cumplirse el primer mes de su Pontificado acaba de anunciar la reforma de la Curia Romana que era la “asignatura pendiente” de los últimos Pontificados. Para conseguir este objetivo, ha nombrado una comisión de ocho cardenales de los cinco continentes como asesores suyos.
Resumiendo, el Papa Francisco podemos decir que es también un Papa de lo esencial: amar a Dios y al prójimo, servicio a la Iglesia y a toda la humanidad, caminando hacia la unidad y con una predilección por los pobres y enfermos y todo ello con obras, palabras y gestos que van llegando al corazón
Es necesario y urgente que tú y yo volvamos también a lo esencial: al Evangelio sin rebajas y a Jesucristo Crucificado, Resucitado que debe ser el Centro de toda nuestra vida.
Seguiremos reflexionando.
Con el cariño de
PUBLIO ESCUDERO
dejar un comentario