Mirar la Cuaresma y más allá, en un horizonte de esperanza.
Hemos vivido tiempos de Cuaresma, pudiendo ver nuestras procesiones en toda Andalucía, y, por ello en nuestra Sevilla. Pasos y tronos nos han mostrado imágenes de gran belleza que el pueblo andaluz sabe mirar con admiración y fe. Nuestra Semana Santa es una manifestación singular de un pueblo que siempre ha tenido esperanza y la sigue teniendo. El Papa Francisco ha mandado profundos pensamientos esta Cuaresma, a través de su mensaje "Fortalezcan sus corazones". Nos ha manifestado que nuestro corazón no debe vivir en la indiferencia, olvidándonos de quienes no están bien; define el Papa esta actitud como egoísta, de indiferencia, alejada del pensamiento cristiano, y que ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia.
En el mensaje el Papa indica que el pueblo de Dios tiene necesidad de renovación, para no ser indiferente y para no cerrarse en sí mismo; el cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres. Considero que, a la luz de las palabras iluminadoras del Papa Francisco, el mensaje del Evangelio es muy claro y no tiene interpretaciones. No se puede ser cristiano y desatender las necesidades, de todo tipo, de las criaturas de la Creación, incluidos los seres humanos, especialmente los seres humanos que tanto sufren hoy por, como ha dicho el Papa, "una economía que mata".
No podemos ser cristianos y no criticar la ausencia del derecho a una vivienda digna, o a la energía, a los alimentos y al agua suficientes; o a injustos desahucios. Miremos la Cuaresma como un tiempo de renovación, y miremos más allá, siempre con esperanza, proyectemos nuestra renovación, con el triunfo de la Resurrección de Cristo, la permanencia de su mensaje, en el tiempo que sigue, como nos recuerda San Mateo al final de su Evangelio. El Papa nos dice que estamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia?
No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas, somos muchos y la fuerza de la oración inmensa. Cuando veamos una injusticia por la televisión, oremos. Cuando veamos un pobre sin techo en la calle, oremos. Estar en permanente oración, es decir, un pensamiento de amor a nuestro prójimo, ayuda al mundo. Pero también actuemos en nuestro ámbito, el espíritu de esperanza de la Cuaresma nos debe inspirar. Actuemos donde podamos por un mundo más justo, el Papa nos va a inspirar con su próxima Encíclica "La Ecología del Mundo", donde planteará un sentido global al concepto de Ecología que incluye a toda la Creación y excluye cualquier forma de explotación, indiferencia, egoísmo y alejamiento del prójimo. Miremos hoy más allá de la Cuaresma renovadora, llenos de esperanza. Hay un futuro iluminado al que mirar juntos.
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