Desarrollo en el mundo actual desde la Doctrina Social de la Iglesia
Nos decía Benedicto XVI en la Carta Encíclica Caritas in Veritate, que el amor es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. El Desarrollo Humano tiene que estar impregnado de justicia y paz, en caso contrario no es posible. En el mundo actual hay muchos casos de ausencia de ambas cosas.
La guerra hoy es un problema global, no porque haya "guerras mundiales", que tanto mal han traído, sino numerosas "guerras locales", por causas diferentes. Si hay guerra no hay desarrollo. Benedicto XVI al hablar del Desarrollo Humano de nuestro tiempo, nos recordaba que Pablo VI tenía una visión articulada del desarrollo. Con el término "desarrollo" quiso indicar ante todo el objetivo de que los pueblos salieran del hambre, la miseria, las enfermedades endémicas y el analfabetismo. Podemos preguntarnos con el Papa Benedicto: ¿hasta qué punto se han cumplido las expectativas de Pablo VI siguiendo el modelo de desarrollo que tenemos?
El desarrollo económico que Pablo VI deseaba era el que produjera un crecimiento real, extensible a todos y concretamente sostenible. Las ideas de Pablo Vi se adelante al denominado Desarrollo Sostenible, término acuñado en 1984, y, actualmente, utilizado para todo, sin que, normalmente, se alcance lo que teóricamente pretende: un mundo equitativo y justo, con calidad de vida, donde realizarnos intelectualmente y espiritualmente, sin que existan condiciones materiales que nos impidan vivir. Pablo VI nos hablaba de las disparidades hirientes, en la carta encíclica Populorum progressio, y Juan Pablo II nos recordaba que la riqueza mundial crece en términos absolutos, pero aumentan también las desigualdades, en un mundo donde los países ricos generan bolsas de pobreza. Ante tal situación, una llamada mundial que nos haga visualizar los problemas, analizarlos y ayudar a encontrar soluciones es urgente.
El Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos dice que "el afán de poder y de tener no conoce límites. En este sistema que tiende a fagocitarlo todo en orden a acrecentar beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertido en regla absoluta". Nos ha dicho de forma clara que el desarrollo que tenemos no es sostenible. Esperemos sus próximos mensajes sobre Desarrollo, Naturaleza y Ecología, que nos darán luz, a la vez que profundizarán en la Doctrina Social de la Iglesia, en este mundo convulso lleno de inequidad.
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