La propia destrucción del hombre
El 18 de octubre de 2015 el ABC de Sevilla publicaba una entrevista en exclusiva al Papa Francisco. Una gran parte del contenido de la misma versaba sobre diferentes aspectos recogidos en su última Carta Encíclica Laudato Si´ sobre el cuidado de la casa común. Pero también trata de otras cuestiones. Por ejemplo, el Papa, con una gran humildad, se quita mérito en el papel que considero esencial ha tenido en la conversaciones que tratan de favorecer el deshielo entre EE.UU y Cuba.
Quizás la frase más contundente de la entrevista era en la que expresaba el Papa: «Debemos proteger al hombre de su propia destrucción». Creo que el mensaje es claro y no necesita más comentarios. Nos dice también el Papa que actúa a través de todos los canales posibles para impulsar los encuentros, los diálogos y los procesos de paz. Considero que los católicos, los cristianos en general, somos parte de ese impulso necesario y debemos actuar e intervenir en la vida pública, cada uno desde su sitio, con la mirada puesta en el mensaje del Papa Francisco que mira hoy, como nadie en este mundo, por el planeta y sus criaturas, especialmente las más desfavorecidas.
El Papa necesita nuestra colaboración para transformar una realidad que es cada vez peor, a nivel nacional y nivel mundial. El indicador del incremento de las desigualdades, de la pobreza infantil, de los trabajos con los que ya no se llega a final de mes son indicadores materiales indiscutibles, de las migraciones forzadas a las que alcanza el invierno. Y el Papa Francisco clama contra dichas inequidades en su discurso general, así como por el daño al planeta que nos pasará factura. ¿Podemos almorzar tranquilos viendo en la televisión un niño llorando muerto de frio en una frontera cerrada?
Invito de nuevo a leer urgentemente la Encíclica Laudato Si´ a todos los cristianos y a todos los creyentes de otras religiones y a los no creyentes también. Es un mensaje necesario para todos y por todos.
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