LA MIRADA DE CATY
“Acaba el estío, las acacias son las primeras en dejarse seducir por el otoño. Los álamos de la ribera del río se estremecen al paso del viento que deambula hambriento por los caminos aullando con su canción sombría. Es un tiempo en el que las tardes se dejan oír tan breves… Todo lo que anda, crece, vive sobre la tierra, ralentizaba su ritmo acomodándolo al ser del otoño. El monte se desnuda, sensible y frágil enterrando las miserias que dejó la vida durante un año de apasionado camino.” Así es Caty, reflexiva, espiritual, apasionada, amiga, hermana, compañera, madre, mediadora, paciente, … de esas personas especiales que Dios pone en la tierra para ser nexo entre diferentes mundos y realidades, e integrarnos a todos desde el cariño y la acogida fraternal. Su sonrisa abre la puerta de su corazón en donde nos acomoda a todos y cada uno en un lugar especial, distinto y privilegiado desde el que lanzar sus caricias y preguntas, tomarnos la mano y juntos caminar y aprender.
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