Santa Caridad: el ‘milagro’ de una obra ejemplar
La Hermandad de la Santa Caridad nació en 1456, pero fue con la llegada del venerable Miguel de Mañara, cuando se convirtió en uno de los primeros referentes para los más necesitados de Sevilla. En la actualidad, sostiene una importante labor social y cultural. Su Hermano mayor es José L. Olivares.
¿Cómo se presenta ante la sociedad sevillana del siglo XXI una institución tan tradicional como la Hermandad de la Santa Caridad?
Lo hace con el mismo carisma y los mismos fines que nos ordenó el venerable Miguel Mañara y que procura la hermandad cumplir los más fielmente posible.
¿Cómo definiría el perfil de los miembros de la Hermandad de la Santa Caridad?
El perfil es bien fácil: ser mayor de edad, católico practicante y de vida honesta y buenas costumbres. Al mismo tiempo, mostrar interés por servir y ayudar a las personas más desfavorecidas.
¿Podemos hablar hoy de cierta ‘apertura’ en los requisitos para formar parte de la Hermandad?
No, los requisitos son los mismos y quedan reflejados, creo suficientemente, en la preguntan anterior.
Quizás no se conozca suficientemente la actividad social que lleva adelante esta institución, ¿cómo nos la resumiría?
La actividad de la Hermandad es principalmente conseguir el mayor bienestar para las más de ochenta plazas para ancianos en situación de soledad y pobreza que caben en esta casa. Además, de unos años a esta parte, la Hermandad tiene abierto un economato llevado por los hermanos, en la calle Padre Marchena 22, en el que se distribuyen bolsas de comida a más de 350 familias mensualmente, atendiendo principalmente la petición de las Cáritas parroquiales.
El Hospital es el lugar emblemático de la obra social de la Santa Caridad ¿Cuál es el signo distintivo de este centro respecto a otros que también cubren esta necesidad?
Principalmente que en nuestra Casa Hogar la Hermandad se ocupa, por supuesto sin obligar, de la espiritualidad de las personas que viven en ella, empezando por la celebración eucarística a diario en la Capilla del Cristo que forma parte de la Casa Hogar, y a la que puede asistir todo el que quiera, incluidas personas ajenas a la Hermandad. Es de destacar que todos los hermanos tienen un turno mensual en el que atienden más de cerca a los ancianos que viven en la Casa, ocupándose además de la espiritualidad, de ayudarles en las comidas, acompañarlos en general y, sobre todo, a los enfermos tanto en la visita a los especialistas o en las clínicas en su caso. Es importante también decir que hay un gran número de médicos voluntarios de diversas especialidades de los que algunos de ellos son hermanos y que se turnan para atender su salud.
Últimamente llama la redimensión de la faceta cultural de la Hermandad ¿Responde a una intención concreta?
La Hermandad es consciente del patrimonio histórico artístico del que el propio venerable nos dejó la mayor parte y tiene la obligación de conservarlo y darlo a conocer. Naturalmente, en la actualidad y para el conocimiento antes comentado se usan los medios propios de estos tiempos. Es muy importante decir que las habitaciones donde vivió y murió el venerable pueden visitarse pidiéndolo previamente. Es un lugar lleno de austeridad, como él gustaba, y hoy convertido en sitio de oración y recogimiento donde, a través del recuerdo de Mañara, puede pedírsele su intercesión ante Dios. En esas visitas se habla de la vida y obra de Mañara, de su espiritualidad, terminando con el paso por la cripta donde, junto al Santísimo, reposan sus restos.
No es la única iniciativa en este sentido…
Recientemente, y con la ayuda de la Fundación Cajasol, se ha abierto la Sala de la Virgen, llamada así porque la preside una imagen preciosa y devotísima de la Virgen del Rosario obra de Juan de Valdés Leal, en la que se pueden exhibir exposiciones temporales. La intención no es otra que dar a conocer al venerable Miguel Mañara y a su obra.
¿Cómo marcha la causa de beatificación de Miguel Mañara?
Respetando todo lo que emana de nuestra Santa Madre la Iglesia, consideramos que va lento. Es necesaria la verificación de un milagro, que la Iglesia lo reconozca como tal. La Hermandad tiene conocimiento de multitud de favores que Dios ha concedido por la mediación del venerable Miguel Mañara. Y creemos que hay “un milagro” en la perdurabilidad de casi cuatrocientos años de nuestra casa y su obra que acoge a las personas desfavorecidas, en palabras del venerable “nuestros amos y señores”, sólo con la ayuda de los hermanos, del pueblo de Sevilla y de otros donativos.
¿Cree que Miguel Mañara es suficientemente conocido en la Sevilla de hoy o debe desprenderse aún de clichés costumbristas que lo encasillan en un estereotipo novelero de la Sevilla del Siglo de Oro?
Miguel Mañara fue un hombre santo laico adelantado a su tiempo, que en un momento dado de su vida encontró el verdadero amor a Dios nuestro Señor en las obras de misericordia, viendo el rostro de Dios nuestro Padre en cada una de las personas más necesitadas de la sociedad. Verdaderamente es menos conocido de lo que debería ser, y en cuanto a la confusión y estereotipo novelero que comenta, debo decirle que el venerable Miguel Mañara nació tres años después de estar escrita la obra de Tirso de Molina que inmortalizó el personaje de Don Juan Tenorio. Difícilmente, mejor dicho imposible, la confusión.
Y la Hermandad se ha propuesto dar a conocer a Mañara.
Además es obligación de la Hermandad. E intentamos por los medios a nuestro alcance que se conozca la vida y obra de Mañara, santo y sevillano ejemplar.
¿Reconocería hoy Miguel Mañara la Hermandad, su actividad y los fines que persigue?
Como ya he comentado antes, el venerable Mañara fue un adelantado a su tiempo. Quiero decir con esto que vería bien la actividad de la Hermandad y su evolución, aunque estamos seguros que todo le parecería poco al servicio de los pobres.