Mons. Asenjo denuncia la incapacidad política ante la «emergencia humanitaria» de los refugiados
El Arzobispo de Sevilla ha denunciado la situación que atraviesan “miles de hombres, mujeres y niños procedentes de países en guerra agolpándose a las puertas de Europa y arriesgando su vida hasta la muerte en el Mediterráneo”. En una carta pastoral con motivo de la jornada del emigrante y el refugiado que se celebra el 17 de enero, mons. Juan José Asenjo recuerda que estas familias siguen sufriendo en nuestras fronteras, “aunque se hayan apagado los focos de la atención mediática”.
Numerosos ofrecimientos de instituciones eclesiales y particulares
Critica también la pasividad política que se traduce en que “apenas se ha adoptado un compromiso, todavía hoy no cumplido, de albergar alrededor de un 20% de los que ya están esperando a lo largo de la extensa valla del límite este de la Unión”. El arzobispo contrasta “esta manifiesta incapacidad para dar respuesta a una emergencia humanitaria de tal calibre” con la generosidad desplegada por “los ciudadanos europeos de buena voluntad, decididos a ser hospitalarios ofreciendo edificios, recursos y víveres”. Y pone como ejemplo de ello los numerosos ofrecimientos de instituciones eclesiales y particulares para aliviar el drama de los refugiados.
El Arzobispo lamenta que no se hayan concretado aún los contingentes de emigrantes acogidos, y plantea el “efecto perverso” que ha tenido la crisis de los refugiados en “un reforzamiento del blindaje de las fronteras externas de Unión Europea y el consiguiente sufrimiento para miles de personas atrapadas en ellas”. Hace especial hincapié en la frontera más cercana –“la frontera sur de Europa”-, desde donde llegan “preocupantes noticias de violencia y condiciones infrahumanas para los emigrantes subsaharianos”. Al respecto afirma que “no podemos permanecer indiferentes y ser cómplices silenciosos de que se esté financiando a los países limítrofes para que sean gendarmes de Europa a cualquier precio, mirando para otro lado y sin preocuparnos por el elemental respeto a los derechos humanos”.
Rechaza la distinción entre refugiados y emigrantes
En esta línea, subraya que “se insiste machaconamente en una peligrosa diferenciación entre emigrantes y refugiados, en especial sirios, considerando legítimo el derecho de estos últimos y no el de los primeros”. Mons. Asenjo recuerda que la Iglesia rechaza esta distinción, reconociendo la emigración como un “derecho fundamental de todo ser humano”, y se siente llamada a “acoger como hermanos a quienes huyen de cualquier tipo de violencia, sea esta física, económica, social o provocada por las cada vez más frecuentes catástrofes naturales”.
Más adelante analiza el hecho de que se ofrezcan solo respuestas de emergencia, “olvidando que los proyectos migratorios son largos y complejos”. A su juicio, esta problemática requiere actitudes “hospitalarias e integradoras” para los que ya viven entre nosotros y para los que vengan en el futuro, y cita como ejemplo los emigrantes católicos que encuentra en sus visitas a las parroquias, unos grupos que “refrescan y rejuvenecen nuestras comunidades parroquiales”.
El Arzobispo resume su carta destacando que “ante los emigrantes, nuestra respuesta es el Evangelio de la Misericordia, lema de esta Jornada en el año Jubilar en el que todos estamos llamados a ser misericordiosos como el Padre”. “La existencia de emigrantes y refugiados golpea nuestra conciencia y nos emplaza a una conversión profunda del corazón”, concluye.
Puede consultar el texto íntegro de la carta en este enlace.
(Foto: elconfidencial.com).