Mons. Iceta clausura la Semana de la Familia con la vista puesta en el documento sobre el Sínodo que podría publicar el Papa en marzo
El obispo de Bilbao, mons. Mario Iceta, ha clausurado las sesiones de la primera Semana de la Familia de la Archidiócesis de Sevilla, con una ponencia en la que ha desglosado las conclusiones del Sínodo de la Familia que se celebró el pasado mes de octubre en el Vaticano y en cuyas sesiones participó. Mons. Iceta, que fue presentado por el Arzobispo de Sevilla, explicó los temas que se abordaron en las sesiones sinodales y adelantó que estos no se cerrarán del todo hasta que el Papa Francisco publique, previsiblemente en marzo, el texto definitivo, un documento «en el que esperamos que se aclaren las cuestiones planteadas en el Sínodo».
«La familia se enfrenta hoy a un desafío cultural»
Más allá del relato pormenorizado de las cuestiones tratadas en el Sínodo, el Obispo de Bilbao apuntó que «la familia se enfrenta hoy a un desafío cultural», y lamentó que la defensa de «la diferencia en la complementariedad» resulte contraproducente en el contexto actual. El Sínodo abordó el tema de la ideología de género, «sobre todo por su incidencia en las diócesis de América Latina», aspecto este que llevó al ponente a recordar el carácter universal del encuentro sinodal, lo que hizo que se pudiera ver con una perspectiva correcta la importancia de los temas analizados en el mismo. Lo que para nuestra cultura occidental podría ser un asunto prioritario -por la situación de los divorciados vueltos a casar- para otros países y continentes no resultaba un tema preocupante.
Otro asunto que ocupó el tiempo de los padres sinodales fue la necesaria educación afectivo sexual de los jóvenes, así como la importancia de la preparación al matrimonio. Al respecto, mons. Iceta criticó la situación actual, en la que se echa en falta una mejora de la preparación inmediata. Algo similar ha experimentado en relación con la preparación para otros sacramentos: «cuando voy a confirmar veo que la iniciación cristiana actual es muy insuficiente», añadió. En su opinión, hoy se detecta una «gran fragilidad» en el la concepción del vínculo matrimonial, y relacionó esto con una deficiencia a la que quizás no se dedicó el tiempo suficiente en el Sínodo: la transmisión de la fe en el seno de las familias.
«Acompañar personalmente a los novios»
Se mostró absolutamente convencido de la conveniencia de «acompañar personalmente a los novios», y propuso para ello la figura de la pareja de referencia, que pudiera guiar a los futuros cónyuges en uno de los momentos más decisivos de su maduración personal y como pareja. Se mostró igualmente favorable a una adecuada formación de los seminaristas en materia de familia y señaló que «la celebración nupcial es una ocasión de evangelizar», no solo a los cónyuges sino también a sus familiares.
El Sínodo abordó un largo listado de asuntos relacionados con la familia, entre ellos el papel de los abuelos, la adopción y acogida -«la fecundidad del matrimonio rompe las barreras de la carne», afirmó-, la situación de las parejas de hecho -«son una ocasión de evangelización»-, las familias monoparentales -«que deben ser atendidas desde las parroquias»- o los divorciados vueltos a casar. En relación con este último tema, mons. Iceta apuntó un consejo resultante del Sínodo: «el acompañamiento con misericordia». «El Sínodo habla de integración y participación, y se ha propuesto al Papa que revise las situaciones en las que los divorciados vueltos a casar tienen limitaciones», añadió. «Al final -concluyó- el discernimiento de las situaciones debe ser un criterio para profundizar en los casos de matrimonios rotos. No todos son iguales».
Esta Semana de la Familia se ha desarrollado en los salones de conferencias de la Fundación Cajasol, organizados por la Delegación diocesana de Familia y Vida, en colaboración con la Hermandad de la Paz.