Un mártir en una guerra que no es de religión sino de dinero
Un millón de jóvenes de todo el mundo han acudido a Polonia a estar con el Papa en las Jornadas Mundiales de la Juventud, instituidas por san Juan Pablo II, creador y promotor de las mismas. Ante la juventud el papa Francisco ha sido muy claro al decir “el mundo está en guerra, porque ha perdido la paz, pero no es una guerra de religión sino de intereses de dinero”. El papa Francisco se ha referido también al desafío de las migraciones y ha reconocido que precisan de un suplemento de sabiduría y misericordia. Nos ha dicho que “la Fe es la roca de la esperanza frente a la violencia, el escepticismo y el miedo”.
El asesinato del sacerdote Jacques Hamel (1930-2016), en su parroquia de Normandía, es un suceso terrible, haciéndolo un mártir muerto en el lugar de ejercicio de su magisterio. Sin embargo el papa Francisco, que ha llamado a la unión y entendimiento de religiones en diferentes documentos, insiste en la idea de que no estamos ante una guerra que enfrente a cristianos y musulmanes. Los orígenes de la guerra son diferentes pero es injustificable y muy triste el hecho que comentamos. El director de l´ Obsservatore Romano, Giovanni María Vian, nos advierte que “el odio sembrado para fomentar el enfrentamiento entre culturas y entre religiones, evocando y agitando fantasmas del pasado, debe ser rechazado en todas sus formas y prevenido por todos”.
Considero que la Iglesia debe honrar al sacerdote asesinado, es un mártir de su fe, pero también mantener el pulso, no entrar en la tentación de hablar de guerra religiosa, y seguir insistiendo en la paz, la fraternidad y el entendimiento entre religiones por un futuro común para un planeta y un mundo con graves problemas.
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