“PONEOS EN CAMINO», Carta del Arzobispo de Sevilla para orientar el curso pastoral 2016-2017
A los sacerdotes y diáconos, seminaristas, miembros de la vida consagrada, movimientos, asociaciones, hermandades y a los fieles todos de la Archidiócesis.
Queridos hermanos y hermanas:
“¡Poneos en camino!” (Lc. 10,3). De nuevo escuchamos esta invitación de Jesús que nos emplaza a salir al encuentro de la sociedad en la que vivimos, de la cultura imperante, de los ambientes, familias y personas con las que convivimos, para esparcir la semilla de la Palabra, con la confianza de saber que habrá cosecha de vida eterna, aunque también nos condicionen los caminos duros y pedregosos, donde difícilmente la simiente puede llegar a convertirse en espiga (cf. Lc. 8,4-15). Después del descanso estival reanudamos las tareas eclesiales en un nuevo curso pastoral confiando en la ayuda del Señor.
Mi carta de comienzo de curso para presentar el curso pastoral será más breve de lo acostumbrado, porque en las Orientaciones Pastorales Diocesanas, que entregaremos a la Archidiócesis el día 13 de noviembre, en la clausura del Año de la Misericordia, señalaremos el camino a seguir en los próximos años. Por ello, me limito a indicar unos cuantos hitos que marcan la senda a recorrer juntos en los próximos meses.
Todavía faltan algunas semanas para que el papa Francisco proceda a la clausura de la Puerta Santa en la Basílica de San Pedro en Roma y nosotros lo hagamos también en nuestra catedral. Continúa, pues, el Jubileo extraordinario de la Misericordia. Quedan todavía algunos jubileos de sectores pastorales relevantes, como el de los reclusos y la pastoral penitenciaria, el de los catequistas, profesores de religión y maestros católicos, y el jubileo de las hermandades y cofradías. A todos los que estáis implicados en estos campos de la acción pastoral os invito a participar en estos actos jubilares, aprovechando la ocasión para experimentar personal y comunitariamente la gracia y la alegría de la misericordia de Dios, que ablandará la dureza de nuestro propio corazón para hacerlo más misericordioso con nuestros hermanos.
Doy gracias a Dios por las numerosas peregrinaciones que se han organizado a los templos jubilares desde las parroquias, hermandades, colegios y arciprestazgos a lo largo de estos meses. Sólo Él, en su sabiduría infinita que todo lo abarca, conoce con perfección y con detalle lo que nosotros intuimos, los muchos dones que el Señor nos ha concedido a lo largo de este tiempo de gracia y salvación. A los que todavía no lo habéis hecho, os animo a comenzar el curso con una peregrinación a un templo jubilar, de manera que, como nos dice el Papa, la misericordia se convierta en la viga maestra que sostiene todo el quehacer de la Iglesia y nuestra propia vida.
Os invito a participar en estos actos jubilares, aprovechando la ocasión para experimentar personal y comunitariamente la gracia y la alegría de la misericordia de Dios
Esperamos inaugurar en las próximas semanas el Centro Diocesano de Empleo en la barriada de Palmete de Sevilla, que quedará como signo del Jubileo de nuestra Iglesia. En la medida de nuestras posibilidades, queremos arrimar el hombro para luchar contra la plaga del paro, que tanto sufrimiento provoca en las familias, entre los jóvenes y en las personas de cierta edad, víctimas de un paro de larga duración. En cuanto esté a vuestro alcance, sed generosos para que esta obra, que será gestionada por Cáritas, sea en verdad algo querido y sostenido por todos.
Otra tarea que sigue requiriendo nuestra atención es la implantación completa del Directorio Diocesano de la Iniciación Cristiana, que tendrá rango de legislación particular en nuestra Archidiócesis a partir del próximo 1 de septiembre. Me consta que, sobre todo, en las parroquias y en los colegios católicos, la aplicación del Directorio está exigiendo un esfuerzo especial para los sacerdotes y los catequistas. A todos os agradezco muy de veras vuestro trabajo al servicio de la Iniciación Cristiana, tarea esencial y prioritaria en la vida de la Iglesia.
Los frutos que ya ha producido el Directorio, y los que esperamos a medio plazo, nos deben animar a todos a empeñarnos con sinceridad e ilusión a proseguir el camino que en él se señala. Durante el curso pasado, el número de adultos que han completado su iniciación con el sacramento de la Confirmación se ha multiplicado exponencialmente. Sin duda, para muchos ha sido una ocasión para volver a repensar su fe y acercarse a la Iglesia. Ojalá que en las parroquias y en los demás ámbitos eclesiales seamos capaces de brindarles la posibilidad de integrarse en un grupo de vida cristiana, en el cual puedan seguir formándose como discípulos del Señor y fortalecer su compromiso misionero.
Del mismo modo, si conseguimos hacer el camino de la Iniciación Cristiana, con el estilo catecumenal apuntado en el Directorio, con los niños, adolescentes y jóvenes, haciendo posible una verdadera experiencia comunitaria, implicando a los padres desde el mismo inicio del despertar religioso, estaremos en el camino de la conversión pastoral y misionera a la que nos llama el Papa. A medio plazo se habrá producido un cambio importante en la vida de nuestra Iglesia diocesana, que le dará un rostro más familiar y misionero.
Otro punto obligado de atención para todos en este curso pastoral será el estudio y la recepción de la exhortación apostólica Amoris laetitia, la Alegría del Amor, del Papa Francisco. En los últimos años hemos venido señalando la pastoral familiar como un área de especial cuidado y atención en la pastoral diocesana. En efecto, para la formación de la personalidad y la felicidad de cada uno de nuestros fieles, para la salud de la sociedad misma, para la transmisión de la fe a las nuevas generaciones, para el fortalecimiento del tejido comunitario de la Iglesia, la salud de la familia, entendida desde el hermoso horizonte de la revelación de Dios, tiene una trascendencia tan grande que ninguna persona de buena voluntad puede dejar de percibir. Desde esta perspectiva, como nos dice el Papa, “el anuncio cristiano relativo a la familia es verdaderamente una buena noticia” (AL. 1).
Queremos que durante el curso pastoral que estamos iniciando, en la formación permanente de los sacerdotes, en los arciprestazgos y en las jornadas diocesanas de formación programadas, la Exhortación Apostólica sea la materia prioritaria de reflexión compartida. Todos debemos buscar caminos pastorales y propuestas prácticas para acompañar a las familias, de tal forma que puedan experimentar la alegría del amor verdadero y responder a los tremendos desafíos a los que actualmente se enfrentan.
La Exhortación Apostólica Amoris Laetitia y el Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España son para nosotros las principales fuentes de inspiración que deben renovar nuestra ilusión por servir a las familias, para que ellas puedan vivir como Iglesia doméstica y en la parroquia y en la Archidiócesis experimenten el calor de la gran familia de Dios.
Debemos buscar caminos pastorales y propuestas prácticas para acompañar a las familias, de tal forma que puedan experimentar la alegría del amor verdadero y responder a los tremendos desafíos a los que actualmente se enfrentan.
Por último, en el curso pastoral que comenzamos publicaremos las Orientaciones Pastorales Diocesanas para los próximos cinco años, 2016-2021. Como he avanzado más arriba, las promulgaremos, si Dios quiere, en la clausura del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, el próximo día 13 de noviembre.
Durante el último año, en los diversos ámbitos de la acción pastoral diocesana hemos reflexionado sobre la situación de la Iglesia en Sevilla, y a la luz de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, La Alegría del Evangelio, hemos hecho un discernimiento sobre cómo avanzar en el camino de la conversión pastoral y misionera a la que el papa Francisco nos invita. En los próximos meses de septiembre y octubre, este documento será presentado a los consejos de Arciprestes, de Pastoral y del Presbiterio para su estudio y aprobación. Posteriormente será entregado a la Archidiócesis con la intención de que, remando todos en la misma dirección, cada uno con sus fuerzas y dones recibidos, y todos dóciles al viento del Espíritu Santo, podamos navegar por el mar de la historia que nos toca construir, en la búsqueda de la ansiada orilla donde Jesús Resucitado nos invitará a sentarnos con Él (Cf. Jn. 21,1-14).
Después de recordaros que ambos Obispos apoyamos con todas nuestras fuerzas la implantación y extensión de la Acción Católica, las misiones populares y los Cursillos de Cristiandad, con el deseo de fortalecer estos acreditados instrumentos de evangelización, ponemos en vuestras manos esta programación con los Objetivos, Acciones y Calendario del curso 2016-17, con dos peticiones: En la primera os pedimos que programéis vuestro propio curso pastoral inspirándoos y dando cabida a esta programación diocesana. Concentrarnos en la propia parcela eclesial abriéndonos a la comunidad grande de la Archidiócesis nos hará bien y nos permitirá vivir con mayor plenitud nuestra identidad eclesial.
La segunda petición es que leáis estas programaciones con espíritu de comunión. Bien sabemos que todos no podemos estar en todo. Sin embargo, todo lo que hace la Iglesia para hacer presente el Reino de Dios en el mundo nos pertenece a todos y cada uno. Sentid cada campo pastoral aquí reflejado como propio, aunque cada uno esté empeñado en el suyo.
Ambos Obispos apoyamos con todas nuestras fuerzas la implantación y extensión de la Acción Católica, las misiones populares y los Cursillos de Cristiandad, con el deseo de fortalecer estos acreditados instrumentos de evangelización.
Comenzamos el curso con un acontecimiento grato y esperanzador, la ordenación en este domingo, 4 de septiembre, de un presbítero y siete diáconos. El domingo 16 de octubre, seremos testigos de la canonización del beato Manuel González, obispo de Málaga y Palencia, hijo ilustre de Sevilla y miembro que fue de nuestro presbiterio diocesano. Iniciamos el curso pastoral 2016-2017, sobre todo, con una fiesta mariana, la natividad de la Santísima Virgen, que coincide con las fiestas mayores de tantas ciudades y villas de nuestra Archidiócesis, en las que la Madre de Dios es honrada con los más diversos y hermosos títulos. No podíamos comenzar mejor nuestras actividades pastorales que de la mano y bajo la protección de la Virgen.
Pidamos todos por todos, poniendo nuestras tareas en manos del Señor, pues sin Él nada podemos hacer (Cf. Jn. 15,5). Nos encomendamos al nuevo santo sevillano, el beato Manuel González García. A la intercesión de este amigo del cielo, pastor entregado y apóstol de la Eucaristía, confiamos todos los trabajos del curso pastoral que nos disponemos a comenzar. Nos acogemos, sobre todo, bajo el amparo de nuestra Madre, la Bienaventurada Virgen María. Que ella conceda mucha fecundidad apostólica a nuestros empeños pastorales.
Para todos, mi abrazo fraterno y mi bendición.
Sevilla, 20 de agosto de 2016
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla