Amor, agradecimiento y perdón,llaves del Reino de los Cielos
Alguien dijo una vez que la puerta del Reino de los Cielos tiene tres cerraduras que se abren con las llaves del amor, del perdón y del agradecimiento. Quizás muchas veces olvidamos que necesitamos las tres llaves esenciales. El Evangelio, que nos da alegría y esperanza con su lectura, y también con su meditación que nos debería conducir a la acción cada día, nos lo recuerda de forma continua. En la revista diocesana Iglesia de Sevilla de esta semana, nuestro Arzobispo, mons. Juan José Asenjo, escribe un bello y profundo texto sobre el Evangelio de este domingo, que sé que habéis leído, pero invito a una segunda lectura.
El texto aludido lleva por título ‘Los otros nueve, ¿dónde están?’. Nos dice nuestro Arzobispo que de acuerdo con la Palabra no basta con la compasión, ya que no podemos pasar de largo ante las necesidades del prójimo. Y nos recuerda la necesidad del continuo agradecimiento a Dios, y al resto de personas que nos acompañan en nuestro camino. Dios es amor y nos perdona, y debemos ser agradecidos. Con ello, a pesar de nuestras faltas, somos humanos, las Puertas del Cielo están abiertas cada día para nosotros.
Nos recordaba el papa Francisco en la Jornada Mundial de la Oración por la Casa Común que hemos pecado contra el planeta y sus criaturas. Nos manifiesta de forma contundente que cuando atentamos, de las más diversas formas, contra el planeta y los seres humanos estamos pecando, es un pecado contra la Creación, es una falta a Dios.
El papa Francisco nos recuerda que existen periferias geográficas y existenciales a las que hay que ir como católicos. Según aparece en la portada de la última separata Alfa y Omega, Semanario Católico de Información, el Papa contó , tras su visita a Georgia y Azerbaiyán, que «como sacerdote, como Obispo, incluso como Papa ha acompañado a personas con tendencias y prácticas homosexuales» y las «ha acercado al Señor». Hay personas que encuentran incomprensión en algunos miembros de la Iglesia, pero hay mucho más amor, muchos brazos abiertos que acogen, el Evangelio, nuestra fuente inspiración, nos da luz y alegría.
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