IV Domingo de Adviento
Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David
La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y
acogió a su mujer.
Mateo 1, 18‑24
Comentario bíblico, por Antonio J. Guerra
Is 7,10-14; Sal 23; Rom 1,1-7; Mt 1,18-24
A las puertas de la Navidad, las lecturas de hoy muestran la iniciativa extraordinaria de Dios que celebramos en breve. La primera lectura subraya esta iniciativa divina, pues el profeta sugiere al rey Acaz que haga una petición al Señor. El pedir signos espectaculares a Dios significaba tentar al Señor forzando su voluntad; sin embargo, no era este el caso, pues es el mismo Señor quien sugiere la petición, por eso el rechazo de Acaz, disfrazado de apariencia religiosa, en realidad esconde desconfianza y no aceptación de la voluntad divina. Dios responde haciendo patente su iniciativa amorosa y gratuita: un niño que será el Enmanuel (Dios con nosotros).
El evangelio nos presenta a José como modelo de aceptación de la voluntad de Dios. Ante la circunstancia de que su desposada queda en cinta antes de vivir juntos, José queda desconcertado. Su amor por María y su afán por ser justo, es decir, por cumplir la voluntad de Dios, le lleva al drama de un repudio en secreto renunciando a toda actitud agresiva. Será el ángel quien desvele a José que la solución que él ha pensado no es la que quiere el Señor. Palabras iluminadoras y liberadoras que marcan un nuevo rumbo a este esposo en su unión matrimonial. El recibir a María en su casa e imponer el nombre al niño de ella significa que José reconoce legalmente a Jesús como hijo. De ahí que el evangelista pueda afirmar que Jesús es descendiente de David, ya que José pertenecía a esa estirpe. Mateo identifica a Jesús con el Enmanuel del profeta Isaías, ya que lee en la profecía del AT una prueba de la Escritura sobre la identidad de Jesús, pues recalca la filiación divina y davídica de Jesús.
