RETABLO DE LA CAPILLA SACRAMENTAL (Iglesia colegial del Divino Salvador, de Sevilla)
Una de las obras más significativas procedentes de iglesias de la Compañía de Jesús en Sevilla es el Retablo de plata de la Capilla Sacramental de la Iglesia del Divino Salvador, en Sevilla. Estaba en la Capilla de la Comunidad de la Casa Profesa de los jesuitas, y pasó a ser propiedad del estado con la expulsión de la orden por Carlos III en 1767. Fue concedido a la Colegiata del Salvador en 1769.
Este altar fue hecho todo de plata, y es una de las obras de orfebrería más bellas del siglo XVIII en Sevilla. Es un altar-relicario, y está lleno de reliquias de los mártires jesuitas, que están colocadas sobre todo en la parte del retablo y en el frontal del altar, en pequeñas hornacinas o huecos hechos en la plata. Era costumbre de la Compañía el conservar reliquias de los mártires que, en su mayoría, eran traídas desde las misiones que tenían en lejanas tierras. Generalmente se veneraban en las capillas privadas reservadas a las comunidades de los religiosos.
El Prof. Emilio Gómez Piñol describe detalladamente este magnífico altar en su obra La Iglesia Colegial del Divino Salvador:
El retablo y el frontal son obras excepcionales del platero Tomás Sánchez Reciente, fechadas en 1753. Han sufrido algunas transformaciones hasta alcanzar su forma actual. El cuerpo o parte central de la estructura presenta en su eje una ancha calle -donde estaba el relieve de la Encarnación, que se encuentra actualmente en uno de los pilares de la Iglesia del Salvador- que se prolonga hacia arriba en un bello frente rematado por cornisas mixtilíneas que culminan en una cruz envuelta por un ostensorio radiante. A los lados del hueco, donde se encuentra Jesús de Pasión, en dos paneles ligeramente rehundidos, se hallan los bustos de madera con efigies de S. Ignacio de Loyola y S. Francisco Javier. Presentan semejanzas con obras relacionadas con el taller de Duque Cornejo.
El repujado de la plata es el típico de las obras de orfebrería del siglo XVIII, con abultamientos en las tallas y motivos decorativos, sobre todo vegetales, que dan mayor entidad al conjunto. La maestría de la ejecución de esta obra de Tomás Sánchez Reciente queda patente en la labor de filigrana que realiza en este altar, a veces mezclada con detalles de rocalla, ya en boga desde mediados del siglo XVIII.
Fernando Gª Gutiérrez, S.J.
Delegado Diocesano de Patrimonio Cultural
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