El diálogo como forma de encuentro
Creo que el Vaticano siempre es prudente cuando se interesa por los asuntos de otros Estados. Pero el papa Francisco está en todos los problemas del mundo y ha tenido una muy encomiable actitud mediadora en línea con la Alegría del Evangelio que nos invita a practicar.
La Conferencia Episcopal, con espíritu de amor y concordia, con olor a Cristo presente en la sociedad, se ha pronunciado sobre el problema que nos acongoja en estos tiempos, el conflicto entre Cataluña y el Estado, y sus declaraciones no han gustado a todo el mundo. La Conferencia Episcopal no ha querido estar al margen del problema por responsabilidad y amor cristiano.
Los medios de comunicación han revelado la existencia de contactos entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y también del arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, con miembros del gobierno de la Generalitat. Considero que nuestros arzobispos cumplen con el papel de pastores en todos los ámbitos de la vida que les ha encomendado el papa Francisco. Como católico y como español me alegro. Representan el diálogo como forma de encuentro, un muy necesario encuentro para eludir el abismo que nadie quiere vivir.
Nuestros arzobispos muestran una línea cargada de evangelio, humanista y prudente, inspirada también por los excepcionales documentos que escribe el papa Francisco y que deben ser inspiración para el mundo. La Iglesia está a la altura del momento. No a la violencia y sí al sereno diálogo.
Hay una llamada a la mediación. Norberto Bobbio decía que entre dos entidades o grupos en conflicto siempre hay un tercero ausente que debe tomar el papel de mediador para solucionar el conflicto. El diálogo como encuentro y una mediación necesaria, por todos y para todos, por un mundo mejor donde todos seamos felices, en una paz solidaria y fraternal.
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