La comunidad latinoamericana presente en la Archidiócesis celebra el día de la Hispanidad unida
La Delegación diocesana de Migraciones organizó ayer la primera celebración específica para los hispanoamericanos en la diócesis, con motivo del 12 de octubre, día de la Hispanidad.
La iglesia del Sagrado Corazón, de los padres jesuita, acogió ayer a decenas de hondureños, salvadoreños, peruanos, dominicanos, costarricenses, cubanos, paraguayos, nicaragüenses, ecuatorianos, colombianos, venezolanos y españoles, “en un ambiente festivo y muy religioso”, según aseguran desde la delegación, que valora “muy positivamente” esta celebración. Y agradece el apoyo de la asociación ‘Latinoamericanos unidos y solidarios’, “que han estado sosteniendo el proyecto”.
La Eucaristía fue presidida por Joaquín Castellón, delegado diocesano de migraciones, y concelebrada por dos sacerdotes jesuitas. La imagen que presidió el altar fue el Cristo de los Milagros, devoción de Perú que cuenta con una asociación vinculada a este templo. Además, la celebración fue animada musicalmente por músicos peruanos y un pequeño coro, que incluían instrumentos andinos y música de esta región.
La hermana mayor de la Asociación del Cristo de los Milagros leyó la monición de entrada que resumió el espíritu con el que se reunían los asistentes: “Hoy nos hemos unidos de diversos países porque una misma fe y una misma cultura nos une. La fe llegó a América de manos de santos misioneros cristianos–a los que acompañaban, como sabemos, voraces idólatras del dinero-. En nuestros países la cultura hispana se transformó y se recreó con un colorido, unos acentos y una dulzura desconocida en la Península. Hoy nos sabemos llamados a revitalizar con nuestra fe joven y sencilla a esta Iglesia que maternalmente nos ha acogido y nos acoge. Tenemos mucho que celebrar, nuestra fe, nuestra hermandad, y una humanidad que en rostros de rasgos distintos llamamos hispanidad”.
Castellón, por su parte, hizo hincapié durante su homilía en la importancia de la fe para humanizar los pueblos y la propia vida, “por eso la fiesta de la hispanidad es fiesta de humanidad”. Igualmente, destacó el apoyo que cada migrante tiene en Jesucristo en muchos momentos de su peregrinar en tierra extranjera. También señaló el “papel activo” que han de ir asumiendo los hispanoamericanos en las comunidades parroquiales y movimientos de la Archidiócesis.